“Sabíamos que las chicas eran realmente mujeres disfrazadas, que entendían el amor, e incluso la muerte, y que nuestra labor era simplemente crear el ruido que parecía fascinarlas,” el narrador.
“Vírgenes suicidas” es un agudo estudio sobre la adolescencia, el proceso de crecer, y la búsqueda de verdad y significado tras la gente y los eventos que nos han formado. Es una adaptación, a manos de la debutante guionista y directora Sofía Coppola, de la novela de Jeffrey Eugenides, quien a su vez da voz a un grupo de hombres que han pasado 25 años tratando de entender los eventos que a mediados de los 70 llevaron al suicidio de las hermanas Lisbon. Es una mezcla de puntos de vista masculinos y femeninos que, sin embargo, reditúan en un poderoso pero sutil relato.
A los 13, Cecilia (Hanna Hall) fue la primera en suicidarse. La rutina siguió para las otras cuatro hermanas cuyas edades llegaban a los 17. Eran hermosas y enigmáticas. Su padre (James Woods) se desempeñaba como profesor de matemáticas en el instituto al que asistían. Un hombre vapuleado por su esposa (Kathleen Turner), una dominante y conservadora mujer cuyo mayor miedo era la aflorante sexualidad de sus hijas. Cuando el baile anual llega y Trip Fontain (Josh Hartnett), el chico más popular de la escuela, invita a Lux Lisbon (Kirsten Dunst), los padres acceden luego de que el joven propone que las hermanas asistan también en compañía de otros estudiantes. El baile resulta ser tanto un momento de inesperada libertad como el detonante para el claustro final.
Aunque el título anuncia el desenlace, “Vírgenes suicidas” se mantiene fresca e interesante pues junto con el narrador, el espectador desea descubrir qué fue lo que las llevó a tomar tal determinación. Coppola teje de manera poco convencional esta historia de adolescentes que toca temas y personajes frecuentes, pero escapa de los lujares comunes. El tono es de comedia negra. El ritmo moderado. La imagen deslavada, melancólica. El retrato tanto de las hermanas Lisbon como de los jóvenes que fantaseaban con ellas. Una elegía al idealismo de la inexperiencia.
Sofía Coppola tiene en “Vírgenes suicidas”, considerada como una de las diez mejores películas de 2000 por Cahiers du Cinema, una opera prima tan hermosa como reflexiva. La cineasta se hizo del reconocimiento de la crítica como Mejor Director en los Young Hollywood Awards, y del público como Mejor Nuevo Director en los MTV Movie Awards. Su bien elegido elenco, del que destaca Dunst como la sexualmente despierta Lux, obtuvo el premio por Mejor Reparto de la Sociedad de Casting de America.
Las hermanas Lisbon, el popular Fontain, y el resto de sus admiradores no son más que una muestra del periodo sociopático que es la adolescencia, una enfermedad que sólo se cura con el paso del tiempo y durante la cual se es proclive a ser un virgen –y en otros casos, más bien experimentado- suicida.
The Virgin Suicides
EE.UU. 1999
Director: Sofía Coppola.
Reparto: James Woods, Kathleen Turner, Kirsten Dunst, A. J. Cook, Josh Hartnett, Danny DeVito.
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