La literatura épica se caracteriza por abordar las justas heroicas de una nación al tiempo que se profundiza en una tema. Dentro del género, “La Iliada” de Homero ocupa un lugar especial. Con un subtexto sobre el honor, la lealtad, la ira y el destino, “La Iliada” cuenta el enfrentamiento entre Esparta y Troya a causa de la belleza de una mujer. “Troya” la lleva a la pantalla grande con resultados contrastantes.
La adaptación a cargo del guionista David Benioff elimina la participación de los dioses griegos y se concentra en los humanos. Es una decisión que pretende darle mayor verosimilitud y valor histórico al filme. El problema está en que no consigue establecer un eje principal para la trama dejando inconexos los hechos, simplificando pasajes y desarrollando poco a los personajes. Wolfgang Petersen, quien dejó el proyecto de “Batman vs. Superman” para dirigir, no consigue salvar los muchos huecos de un guion que Terry Gilliam rechazó tras apenas haber leído las primeras páginas.
“Troya”, estrenada en mayo y con un presupuesto de 175 millones de dólares, fue uno de esos proyectos ambiciosos que no cumplió con las expectativas. Visualmente es espectacular. El vestuario (nominado al Oscar), la escenografía, la fotografía y los efectos especiales son todos impresionantes y le dan al filme la imagen grandilocuente que necesita. Pero la dirección no consigue interesar al espectador y las actuaciones generan poca empatía. “Troya” se desencadena luego de que los príncipes troyanos Héctor (Eric Bana) y Paris (Orlando Bloom) visitan Esparta para estrechar lazos. Las cosas marchan bien hasta que Paris huye con Helena (Diane Kruger), la esposa de impresionante hermosura del rey Menelaus (Brendan Gleeson). Ofendido, Menelaus y su hermano, el rey Agamenón (Brian Cox) envían a sus tropas, lideradas por el invencible guerrero Aquiles (Brad Pitt) a invadir Troya. La inevitable derrota verá una posibilidad en el envío de un regalo: un enorme caballo de madera.
Al olvidarse del sustento dramático, privilegiar la imagen y concentrarse en las escenas de acción, “Troya” pierde la guerra por contar una gran histórica épica. El reparto de estrellas, comandado por Brad Pitt, quien dejó “La fuente” (2006) y entrenó por meses para conseguir el físico que su personaje le demandaba, se siente incómodo como Aquiles. Pitt es un buen actor, pero al igual que sus compañeros está fuera de tono. Se ve como el personaje, es impresionante físicamente y no tiene ua mal desempeño en el campo de batalla, pero no es del todo creíble. La mejor escena la tiene Peter O’Toole (Rey Prima) cuando descubre que su hijo Héctor ha muerto en el campo de batalla. Los acompañan Eric Bana, Brian Cox y Brendan Gleeson. Orlando Bloom aunque actoralmente no está mal como París resulta poco creíble como el hombre por el que Helena deja a su marido. Diane Kruger es bonita y tiene talento, pero llenar los zapatos de la espectacular Helena es prácticamente imposible.
Ni el honor ni el heroísmo están presentes en “Troya”, un ejercicio tan grandilocuente como vació. Una guerra perdida desde el principio.
Troy
EE.UU./Malta/Inglaterra 2004
Director: Wolfgang Petersen.
Reparto: Brad Pitt, Eric Bana, Orlando Bloom, Peter O’Toole, Diane Kruger, Brian Cox, Brendan Gleeson.
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