Una oportunidad desperdiciada.
"The Witcher: El origen de la sangre" se suma al esfuerzo de Netflix por ampliar el universo de "The Witcher". Mientras la serie principal, "The Witcher", tiene ya dos temporadas, con una tercera a estrenarse en 2023 y una cuarta en preproducción (aunque ya sin Henry Cavill), y ha ido mejorando y la película animada, "The Witcher: La pesadilla del lobo" es una buena adición, explicando los orígenes de Vesemir, maestro de Geralt (Henry Cavill), "El origen de la sangre" falla.
"El origen de la sangre" es una buena idea, pero está mal desarrollada. Inicia con Jaskier (Joey Batey), el bardo, siendo rescatado para que escuche y cuente los eventos que llevaron a la "Conjunción de las Esferas", el evento que hizo que los universos confluyeran y que alteró por completo el universo, llevando a la creación del primer Witcher, la llegada de humanos y demás creaturas.
Es algo raro para decir, pero a "El origen de la sangre" le faltan episodios pues carece de un verdadero desarrollo de la historia. No es que se sienta apresurada, más bien pasa que se siente una ligereza que le resta en emotividad e interés; el tiempo que cuenta es insuficiente para contar, como se debe, todo lo que quiere y debería de contar. ¡Se trata de un evento que cambió el universo! ¡No es poca cosa! Y no es que no tenga personajes interesantes, es que el conflicto central no está bien definido.
El personaje central es Éile (Sophia Brown), conocida como la Alondra, una guerrera convertida en músico y con espíritu justiciero. Éile se ve involucrada en una conspiración por la lucha de poder de un reino elfo que involucra a Fjall (Laurence O'Fuarain), un protector del rey que fuera desterrado por meterse con Merwyn (Mirren Mack), la princesa. A ellos dos, en su camino de regreso al reino para detener la colisión de los mundos, se van sumando Scian (Michelle Yeoh), último miembro de su tribu y mentora de Éile, el Hermando Muerte (Huw Novelli), los magos Zacaré (Lizzie Annis) y Syndrill (Zach Wyatt), y la implacable Meldof (Francesca Mills). Es un grupo grande y variopinto del que termina por saberse poco de no ser por Éile y Fjall.
Ahí está parte del problema, la serie define a Éile como protagonista, incluso la despliega como tal en los materiales promocionales, pero, por otro lado, destaca que es la historia del primer Witcher y de la Conjunción de las Esferas. Puede ser todo eso, si una de las historias es el eje principal y las demás contribuyen a ello. En su lugar va cambiando el foco entre Éile y Fjall, terminando por no dalre ninguna dimensión y menos cuando al mismo tiempo debe contar también la historia de Merwyn, una de las antagonistas. Merwyn es un gran personaje, pero sin dimensión porque no hay tiempo para dárselo. "El origen de la sangre" es una serie que no maduró en la preproducción, en el guion, y a la que ya como producto terminado le falta alma, sustancia y emotividad.
"El origen de la sangre" queda como un material complementario para los seguidores de "The Witcher", pero no como una serie que se sostenga por cuenta propia. Es una oportunidad desaprovechada para verdaderamente extender el universo a través de una serie de personajes que hubieran merecido cuando no, al menos un episodio para introducirlos adecuadamente, incluso su propia miniserie, película o corto. Un formato como las "Historias de los Jedi" de Disney+ les habría venido bien. Quizás la clave está en que no se trata únicamente de buscar ampliar un universo, sino de entenderlo y de dedicarle el tiempo suficiente antes de entrar en producción para que el resultado final tenga valor.
La promesa es conocer "El origen de la sangre" y la verdad es que eso queda relegado a algo así como un cuarto o quinto término. En fin... que hay valor, poco, en esta serie que, para hablar de sangre, sólo la derrama, pero no palpita, como debiera, un corazón sano. A "El origen de la sangre" le falta pasión, energía, emotividad... le falta vida.
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EE. UU. 2022 - 4 Episodios de alrededor de 1 hora
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