“Dying is an art, like everyone else I do it exceptionally well” Sylvia Plath
En 1982 Sylvia Plath recibió el premio Pullitzer. El galardón le fue otorgado póstumamente. Sylvia murió en 1963, dos años antes de la publicación de “Ariel”, poemario que la pondría en la escena como una de las figuras centrales de la poesía confesional. “Sylvia” cuenta desde sus últimos días en la Universidad de Cambridge, donde conoció al también poeta Edward ‘Tedd’ Hughes, con quien contrajo nupcias, hasta el momento en que decidió dejar aislados en una habitación a sus dos hijos mientras ella, a sus treinta, introducía la cabeza al horno para dejar que el gas inundara sus pulmones.
Christine Jeffs toma en sus manos la difícil tarea de contar la vida de una escritora tan influyente como enigmática y compleja. Sylvia Plath fue una mujer cautivadora por su intelecto, talento y belleza. Al mismo tiempo resultaba indescifrable en sus pensamientos y repulsiva en sus no tan contenidos, pero justificados celos ante la propensión por las faldas de Hughes. “Sylvia” es un filme poético a su manera. Jeffs privilegia la imagen sobre la palabra dejando que las acciones de los personajes los describan y hagan avanzar la historia. Sin embargo, aunque las palabras son pocas son efectivas y los fragmentos de poesía que rescata de la obra de Plath son atinados y precisos. Después de todo no es fácil colocar poesía como parte o complemento de un diálogo. John Brownlow lo plantea adecuadamente en el guion y Jeffs lo combina bellamente con las imágenes.
A “Sylvia” se le puede acusar de simplista pues en realidad deja muchos aspectos de la vida de Plath sin explorar, entre ellos su diversa, profunda y poco sencilla obra. Pero es precisamente eso lo que permite que la historia avance adecuadamente. Aunque la trama se centra, en cierta forma, en la neurosis de la poeta, también da muestras de sus buenos momentos, de su relación amorosa (de pasión, más que amor, a primera vista) con Hughes, su deseo de liberar su talento creativo, su desagrado por vivir a la sombra de su esposo, su desesperación por no poder balancear sus roles de esposa, madre y escritora, y su innegable, aunque no tan expresado feminismo. Es bastante. Y lo mejor es que “Sylvia” no pretende dar la última palabra sobre Plath, es más que otra cosa, un prólogo (voyerista) para explorar tanto su obra como su vida.
Plath es interpretada con aplomo por Gwyneth Paltrow quien con sutilezas crea un personaje por demás intrincado y que va de la más grande alegría a la más insostenible desesperación. Paltrow es siempre convincente. Es el corazón del filme y late siempre en el ritmo indicado... hasta la última pulsación. Daniel Craig es Hughes. El actor está a la altura de Paltrow y junto con Jeffs ayuda a evitar que el personaje sea visto como el antagonista. Si Hughes era un mujeriego irredento como unos suponen, “Sylvia” no aporta mayor evidencia al respecto. Por el contrario, el filme deja ver que si bien le fue infiel, también lo es el que, muy posiblemente, Sylvia sobre reaccionara a las atenciones de su esposo con otras mujeres. Es un dilema, al parecer, como el del huevo y la gallina. Blythe Danner, madre de Paltrow, tiene una breve pero sustancial participación precisamente como la madre de Plath, quien le anticipara a Hughes que su hija no era una flor fácil; ya antes había intentado ponerle fin a su propio florecimiento.
Retomando la cuestión del dilema, lo que no lo está es el aporte que Plath hizo a la literatura. Tampoco lo está el que el retrato que “Sylvia” hace de ella apenas abre boca con imágenes tan poderosas como las palabras que de su pluma surgieron. Como ésas, “Sylvia” juega con el subconsciente y abre, como la buena literatura, más preguntas de las que da respuesta.
Inglaterra 2003
Director: Christine Jeffs.
Reparto: Gwyneth Paltrow, Daniel Craig, Blythe Danner, Amira Casar, Jared Harris.
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