Así como la historia de Harry Potter desató una serie intentos por repetir el éxito de la franquicia, ahora el modelo a seguir es el establecido por la saga de Crepúsculo. La fuente de inspiración siguen siendo novelas que provean de universos fantásticos, en esta ocasión con un fuerte énfasis en la parte romántica, a ser explorados en varios episodios. “Soy el número cuatro” es el primero y único volumen publicado hasta el momento de una serie de ciencia ficción propuesta para contarse en seis tomos. El autor es Pitacus Lore, un habitante de Lorien, que sirve como seudónimo para James Frey y Jobie Hughes.
John (Alex Petyffer), un adolescente de quince años, es el número Cuatro en una serie de nueve alienígenas, provenientes del citado planeta. Su estancia en la Tierra se debe a que aquí pueden mezclarse con los habitantes y esconderse de los Mogadorianos, la raza responsable del saqueo de su planeta. La importancia del número recae en que, por un encantamiento, los extraterrestres sólo pueden ser matados en orden. Mientras más tiempo pase los Lorenienses tendrán más posibilidades de sobrevivir pues irán apareciendo y podrán desarrollarán sus legados (poderes que incluyen, entre otros, la capacidad de controlar la luz, la telequinesia, y la telepatía). El filme inicia con la muere de Tres y la aparición de una marca en el tobillo de John que le indica lo sucedido y, sobre todo, que es el siguiente. Entonces, junto con Henri (Timothy Olymphant), su guardián, deberá, como ha hecho en innumerables ocasiones, cambiar de identidad y mezclarse con la gente del lluvioso Ohio, sólo que en esta ocasión será diferente. John encontrará el amor en Sarah y con ello un motivo para resistirse a su vida de gitano. Y es que los Lorenienses sólo se enamoran una vez.
El universo propuesto por Lore es rico y funciona al ocuparse de más que el aspecto romántico. La traslación a la pantalla grande es adecuada en términos de selección de reparto, propuesta visual y de efectos especiales pero, al igual que con cintas de pretensiones similares, el talón de Aquiles está en una adaptación que en aras de volver más accesible la historia sacrifica los elementos que la distinguen, la llena de lugares comunes y le resta profundidad al desarrollo de los personajes. Lo interesante de la novela está en el doble conflicto que enfrenta el protagonista: por un lado está, como todos los adolescentes, definiendo su personalidad, y por otro, se encuentra inmerso en una guerra que no le pertenece y que, sin embargo, ha heredado y en cuyo resultado recae tanto su vida como el destino de su raza como de la humanidad. Esos conflictos no están. En su lugar se encuentra una historia que se toma demasiadas licencias y que funciona como entretenimiento insustancial.
Pero, y aunque a pesar de sus errores, “Soy el número cuatro” parecía no ser el último de su especie ni de su serie, lo fue. Con un presupuesto de 60 millones de dólares y un ingreso mundial en taquilla poco superior al doble todo no consiguió que se hiciera una secuela. En fin... definitivamente no es la número uno, ojalá que el siguiente intento por adaptar el material sea mejor que este cuatro.
I am Number Four
EE.UU. 2011
Director: D. J. Caruso.
Reparto: Alex Petyffer, Timothy Olymphant, Teresa Palmer, Diana Agron.
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