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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

"Rojo, blanco y sangre azul" de Matthew López

"El amor se vuelve real-mente complicado," frase promocional

Ama a quién quieras... es una buena política exterior (dice el póster), más aún, es la mejor política interior, universal.

"Rojo, blanco y sangre azul" es una novela de 2019, escrita por Casey McQuiston. Es una historia de romance LGBTQ+ surgida luego de que la autora dilucidara sobre los retos del amor y más aún, cuando sucede entre personas públicas o de alto perfil, en especial, entre la realeza (como ha sucedido con la Princesa Diana y, más recientemente, sus hijos Henry y Harry). La novela se convirtió en un bestseller e incluso se hizo de un premio como el Alex Award y el Goodreads Choice a Mejor Romance y Mejor Debut.

Alex Claremont-Díaz (Taylor Zakhar Pérez) es el protagonista. Es hijo de Ellen Claremont (Uma Thurman), la primera presidenta de EE. UU. Alex atienda una boda real en Gran Bretaña cuando se hace de palabras con el Príncipe Henry (Nicholas Galitzine). Una cosa lleva a otra y pronto acaban con el pastel de bodas sobre ellos. El incidente no es menor y antes de que se preste a tensiones políticas, diplomáticas y especulaciones mediáticas, se acuerda fotos y actividades que dejen ver que Alex y Henry se llevan muy bien... aunque no lo sea, pero, como se sabe, del odio al amor sólo hay un paso y entre ellos inicia un apasionado romance que se ve complicado por la campaña presidencial de Ellen, quién busca ser reelecta, y las obligaciones reales de Henry, quién se debe a su pueblo.

"Rojo, blanco y sangre azul" acierta en muchos sentidos. El filme abraza el ser una comedia romántica y con ello los clichés o lugares comunes del género (de la boda frustrada, en este caso "estropeada", al antagonismo del amor, la diversión juntos, hasta el acto ridículo público en aras de redención). Tiene dos grandes protagonistas en Taylor Zakhar Pérez y Nicholas Galitzine, con química y mucho atractivo visual. El primero ya llamó la atención en "El stand de los besos 2" (y 3) y la serie "Minx". En su primer protagónico de esta dimensión, es encantador, pero, más aún, el filme le da oportunidad de dimensionar al personaje. Alex tiene lo suyo, no es perfecto, pero quiere ayudar a su madre, tiene deseos de hacer una diferencia y ama. Galitzine ha tenido lo suyo, quizás lo más relevante como el príncipe (se le da) en "Cenicienta" junto a Camilla Cabello. Aquí, sin embargo, sí tiene oportunidad de mostrar que es mucho más que un rostro atractivo. Henry es un ser atormentado. Enseñado a vivir en las apariencias, a ocultar sus emociones. Es conmovedor verlo, notando que quiere ser él, ser libre, pero que el peso de sus obligaciones es mayor.

Restarle méritos a "Rojo, blanco y sangre azul" por los lugares comunes sería no comprenderle. Los tiene porque es el género, pero no le definen. Tampoco sería adecuado hacerlo por aquellos elementos que podrían parecer un tanto fantasiosos y quizás lo sean, quizás no (la historia real ya ha dado cuenta de que los plebeyos pueden encontrar su príncipe azul). Lo que los supera es la representación que el filme hace de la comunidad y el amor LGBTQ+.

En "Rojo, blanco y sangre azul" el ser gay o bisexual no es un problema. Alex comenta casualmente que ha estado con "un hombre o dos" antes... y que las mujeres no le son indiferentes tampoco. Henry tiene clara su preferencia, la dificultad no está en él; está en la Corona. El retrato de su relación enfatiza la complicidad, el apoyo, haciendo que "Rojo, blanco y sangre azul" se sume a retratos más realistas de las relaciones LGBTQ+. Sí, no está en la realidad de "Bros" o "Fire Island", pero sí en la comprensión de "Heartstopper". Brillante el discurso que dice Alex en relación a ello:


"Todo persona queer tiene derecho a compartirlo cómo y cuándo quiera. También tiene derecho a no compartirlo. La conformidad forzada del armario no se puede combatir con la conformidad forzada a salir de él. Esto no es cuestión de vergüenza, sino de intimidad y del derecho fundamental a la autodeterminación que son los principios por lo que se lucha por la liberación queer".

Y "Rojo, blanco y sangre azul" lucha y normaliza.

Es una gran historia de amor. Con esos momentos memorables que dan para suspiros (en una hamaca, en un río, bailando en un museo o en un "simple" tomarse de las manos en público). Es el romance que la comunidad LGBTQ+ merece y necesita. Uno donde el amor entre iguales es y punto. Uno donde aún mejor, el amor, sí, es romántico y cursi, hasta cierto punto un ideal, pero es también más que eso. Es un avance no sólo para el amor LGBTQ+ sino para el retrato del amor.

Así que está claro, "ama a quién quieras"... es una buena política exterior, interior y universal.

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EE. UU. 2023 - 1h 58m


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