“La malicia es un mito inventado por personas buenas para dar cuenta de la curiosa atracción de los otros,” Oscar Wilde
Considerado uno de los mejores escritores de todos los tiempos, Oscar Wilde puede ser para algunos sinónimo de perversión, para otros de creatividad y talento, pero invariablemente de polémica y controversia. Wilde es o fue –según se quiera ver-, un talentoso artista transformado en mártir a causa del convencionalismo de la Inglaterra de finales del siglo XIX.
Basada en el best-seller biográfico de Richard Ellman, “Oscar Wilde” da cuenta de la brillante, ingeniosa y trágica vida del escritor. El relato presenta a un hombre (Stephen Fry) que después de un viaje a América regresa a Londres y se casa con Constanza (Jennifer Ehle). La pareja procrea dos hijos al tiempo que el escritor comienza a cosechar éxitos. Sin embargo, con la llegada de una visita, Robbie Ross (Michael Sheen), se abre la puerta que deja latente la homosexualidad de Wilde. Más tarde entabla una relación con el joven Lord Alfred Douglas (Jude Law), quien, interesado más en mostrarse con la celebridad y en escandalizar, termina por llevarlo a la corte pues su padre el Marqués de Queensberry lo acusa de “indecencia bruta”. Wilde es condenado a dos años de prisión en medio de la controversia desatada tras la vorágine de éxito y prestigio resultante de su trabajo, y el escándalo y descrédito consecuencia de su conducta “inmoral”. Al salir, se exilia donde pasa sus últimos años y poco después muere. Su nombre recobra importancia con el paso de los años tanto como figura de la literatura como icono de la homosexualidad.
“Oscar Wilde” es un efectivo retrato de una de las personalidades más polémicas de la historia. La cinta se centra en mostrar la popularidad que alcanza el escritor y el posterior repudio de una sociedad que valora más la hipocresía que la honestidad de un simpático idealista. Su mayor fortaleza recae en un buen reparto cuya cereza en el pastel es Stephen Fry. El actor y escritor no sólo se parece a Wilde físicamente, sino que comparte con éste otras características: es agradable y también gay, máxime de una artista cuyo rango emocional va del desdén cínico a la vulnerabilidad pasando por la frustración y la verdadera cordialidad.
El filme no es para mentes prejuiciosas ya que, si bien no muestra imágenes del todo explícitas, sí presenta el amor que Wilde le profesara a sus amantes, pues para éste sus sentimientos y su demostración era de vital importancia. “Wilde” es el drama de una leyenda que cumple con su propia sentencia: “En esta vida sólo hay dos tragedias. Una es no conseguir lo que se quiera... la otra es conseguirlo”.
Wilde
Alemania/Reino Unido1997
Director: Brian Gilbert.
Reparto: Stephen Fry, Vanessa Redgrave, Jennifer Ehle, Jude Law, Tom Wilkinson y Michael Sheen.
Artículo inicialmente publicado en el periódico estudiantil “La Catarina” de la Universidad de las Américas-Puebla. Derechos Reservados de Carlos Andrés Mendiola H.
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