Nos la pudimos ahorrar... le hubieran echado más ganitas.
"Némesis" se ve bien, promete. Pertenece a ese subgénero de películas de súper héroes que no adaptan un cómic y se desarrollan en un contexto "más realista" como "Hancock", "Push" o "Proyecto Power". Aquí, se inicia con la leyenda de Samaritan y Némesis, gemelos que terminan en bandos opuestos y en una última lucha mueren, aunque existen rumores de que Samaritan sigue con vida. Sam (Javon "Wanna" Walton), con trece años, en esa edad en que la fantasía aún persiste, pero la adolescencia es inevitable, intenta sobrevivir ante la difícil situación que vive con su madre y en medio de un contexto pandillero. Sam, cree que Samaritan están con vida y una nueva esperanza surge en él cuando ve que Joe Smith (Sylvester Stallone), su vecino, recolector de basura, handyman y chofer, realiza proezas que no cualquier hombre podría y menos a su edad, dejémoslo en que sí se ve "mayorcito". Mientras está en su investigación, Sam se ve envuelto en los planes de Cyrus (Piou Asbaek), líder de una pandilla que pretende desatar el caos haciéndose del martillo de Némesis y concluyendo su plan de sumir a la ciudad en la oscuridad.
A "Némesis" le faltan ganas, le falta energía, le falta vida. Es la definición pura de una película deslactosada. Javon Walton, actor en ascenso que saltó a la fama por la serie "Euphoria", le echa ganas a su personaje, es angelado y comprometido; Sylvester Stallone, asumiendo su edad, está dentro de sus posibilidades y tiene encanto en una figura de mentor, aunque la película nunca aprovecha ese juego de opuestos, tipo maestro y alumno que funciona tan bien. Sin embargo, la película nunca despega del todo.
Inicialmente "Némesis" iba a estrenar en cines en 2020, pero su estreno se fue posponiendo hasta que finalmente fue vendida a Prime Video. Cuesta pensarla como una película para cine, sus valores de producción y el resultado final no tienen la calidad para ello, están en el justo de aquéllas que se hacían en los 90's como relleno para la televisión.
El problema de "Némesis" está en dos frentes. Por un lado, en un guion que sigue la receta y que quiere hablar de la eterna lucha del bien y el mal, de cómo viven en todos y de cómo es posible redimirse (hay una revelación al final que debería sorprender, pero para esas alturas a uno ya le da lo mismo). Por otro, la dirección y la edición fallan en construir la tensión adecuada como para cautivar por los personajes y las situaciones en que se enfrentan. Algo pasó en el proceso pues Julius Avery, director, antes entregó dos películas de acción muy superiores, el thriller "Son of a Gun" con Ewan McGreggor, y la muy gore "Operación Overloard".
En un dato curioso, el título original de "Némesis" es "Samaritan" o "samaritano" y que refiere a alguien que ayuda desinteresadamente. "Samaritan" representa el bien. En español se va por el opuesto, por "Némesis", el enemigo mortal. Tal pareciera que en ese ir y venir, en esa indefinición y la falta de interés por ello se perdió esta película que no es una tragedia, tan poco, pero cuya falta de creatividad, empatía y vida pasa como un bostezo.
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EE. UU. 2022 - 1h 42m
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