¡Hay esperanza! Esta es, sin temor a equivocarme, la mejor comedia romántica mexicana de los últimos años.
Las comedias románticas se han convertido en el género más recurrente del cine mexicano. Pareciera que se hacen en serie y se nota. Una y otra son iguales, sin propuesta y, más aún, sin nada que decir, sin comedia (aunque suene contradictorio) y con poco romance. Son, en su mayoría, un desastre. Uno de sus principales errores es, como hace poco le sucediera a "¿Qué culpa tiene el karma?" el que no atinan al tono, con uno actores en uno, otros en otro, cayendo en la comedia barata, el pastelazo y dando más pena que gracia o risa. "Me casé con un idiota" es, para fortuna de todos, una excepción a ese karma que parece haber estado persiguiendo al género (ahí están "Cómo cortar a tu patán", "Plan V", "Loco por ti", "Como si fuera la primera vez" y muchas, muchas más).
En "Me casé con un idiota" Paulina Gaitán es Flor Peñaloza, una standupera que es novia de un director... casado. Sí, así es y no hay dobles morales en ello. La película trata las cosas como son. El director (Guillermo Murray) la invita a protagonizar su nueva película, aunque no sepa actuar. La estrella del filme es Iñaki Peñaloza (Alfonso Herrara), una figura de corte internacional que ha crecido frente a los reflectores y muy recordado por bailar el famoso "qué bonito soy, que lindo soy, como me quiero... ¡Ah, Ah!". Iñaki conoce muy bien el negocio, arropa a Flor y pronto la envuelve con su encanto. En menos de lo que llega el siguiente corte son novios, están comprometidos y se casan. Flor está encantada hasta que se da cuenta de que el actuar de Iñaki fuera de cámaras está, en cierta manera, dictado por un guion. Entonces, decide dejarlo. Se ha casado con un idiota que "sólo es" frente a las cámaras. Iñaki no está dispuesto a dejarla ir, la ama.
Lo primero que hay que decir de "Me casé con un idiota" es que se nota el oficio de Batan Silva. Silva tiene ya una larga trayectoria como director y productor. Su ópera prima fue "El viaje de la nonna" y ha pasado los últimos años más dedicado a las series con títulos nacionales como "Diablo Guardián" e internacionales que incluyen "La reina del sur", "The Boys", "La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales" y "The Sinner", entre otras. Sí, no es poca cosa, como tampoco lo es comprender qué hace a una comedia romántica, de qué debe hablar y cómo debe balancear sus recursos.
A Paulina Gaitán la hemos visto más en dramas, pero aquí, desde el inicio, cuando está en el escenario dando su show se le ve desenvuelta y dueña de la situación. Flor es una mujer de verdades y Paulina tiene el aplomo para hacerla resuelta y empoderada, pero sin esfuerzo. Ésa es otra de las grandes virtudes de la película. No intenta, es; tampoco quiere cumplir o caer en las agendas. Alfonso Herrera, está encantador. Su personaje es quizás más lucidor que el de Gaitán, pero la magia está en la química y el equilibrio que consiguen. Él es todo seguro, lleno de anécdotas y proyectos, conoce a "medio mundo". Es una estrella en el buen sentido de la palabra y se agradece que no buscan hacerlo caer en el sangrón. Iñaki entiende el precio de la fama y que implica fotos, entrevistas y demás y siempre de buena gana. La única vez que se le ve cortante es cuando se ha dado cuenta que está perdiendo masa muscular. Sí, suena a algo vano, casi absurdo, pero la inteligencia de "Me case con un idiota" está ahí, en hacer ver a través de las acciones del personajes quién es, qué lo conforma, cómo es su mundo, qué le preocupa y, más aún, que detrás de ese detalle tan superficial hay algo más; otras se quedarían en el chiste.
En el reparto están también Patricia Reyes Espíndola como una escritora/guionista que tiene algo muy claro, mientras la gente pague, ella escribe. Guillermo Murray aparece al inicio y cosa que refuerza lo anterior, él, aunque es bueno en la comedia, aquí no aporta en ese sentido y ¡está bien! No hay que forzar. Mauricio Barrientos, el famoso "Diablito", es uno de los mejores amigos de Flor. Está bien aprovechado, sin exagerar y dejando que caiga su gran gusto por los embutidos.
Ya que Iñaki es actor, el filme aprovecha para hacer referencias, comedia y burla del medio del espectáculo, pero, de nuevo, es sutil. "Me case con un idiota" no tiene que esforzarse en mostrarnos o decirnos dónde está el chiste, no intenta ser chistosa, es chistosa. Ya saben, muchas de las comedias románticas y comedias en general casi hacen una pausa para indicar el chiste, para que uno se ría, aquí no es necesario porque se sabe hacer. No hay abuso, hay un uso inteligente de cada recurso, de cuál es su función y dónde debe entrar.
Una buena comedia romántica tiene algo que decir del amor. "Me casé con un idiota", más allá de lo que dice del mundo del entretenimiento, aborda cómo en el amor se miente en el buen sentido de la palabra, un tanto por miedo, otro tanto por ilusión. Sí, se intenta ser alguien mejor, se intenta complacer a quién se ama, se intenta construir con el otro una "gran historia de amor".
"Me casé con un idiota" quizás no se convierta en un clásico ni en ocupe un lugar dentro de las diez mejores comedias románicas, pero es una muestra de que se pueden hacer buenas comedias románticas en México. Es una celebración del cine, de las comedias románticas y una muestra de que no hay que intentar ni esforzarse en ser, hay que ser. ¡Enhorabuena!
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México 2022 - 1h 43m
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