Las intenciones detrás de “Las paredes hablan” son buenas.
Con un guion e historia de la escritora Carmen Boullosa, “Las paredes hablan” cuenta la historia de Javier (Kuno Becker) y María (María Aura), una pareja que las situaciones y el tiempo se han encargado de separar. El relato principal tiene lugar en la época actual pero los trazos de la relación tienen sus raíces en la independencia y la revolución. Los días que ocupan al filme se concentran en el regreso del extranjero de María para enfrentar a su padre (Mario Zaragoza), un criminal de cuello blanco, y recuperar el amor de Javier. Al tiempo que se dan dichos encuentros, las paredes hablan literalmente y narran de poética manera los otros intentos de la pareja por consolidar lo que está destinado a la tragedia.
“Las paredes hablan” es ante todo un proyecto familiar. María Aura es hija de Boullosa y el filme, producido por sus tíos, tiene también elementos de Alejandro Aura, dramaturgo y padre de la primera. La anécdota sobre la que se ciñe es prometedora al igual que la intención de hacer un par de señalamientos políticos. Sin embargo, el problema de “Las paredes hablan” está en sus cimientos y una construcción, que salvo por aspectos técnicos como la dirección de arte y en especial la fotografía, es incapaz de brindarle ritmo e intensión a un romance melodramático que consigue poca pasión. La poca pericia de Zavala Kugler (“Al borde”, 1998 y “Deseo”, 2006) es notoria y penosa frente a un barco que no alcanza zarpar cuando ya ha naufragado.
La película tarda en iniciar. Sus muchos los aspectos que se sugieren, intentando captar la atención del espectador, y que sin embargo, cuando se aclaran (si es que se aclaran) terminar por brindar poca sorpresa. Luego está la poca química de sus protagonistas. Tanto Becker como Aura han tenido mejores días. La intensidad del amor que se supone se profesan suena mejor de lo que se ve en pantalla. Sus interpretaciones son tibias. El antagónico, Zaragosa, está en un tono completamente diferente, incluso sobreactuado. Los lugares comunes y tono de telenovela no ayudan tampoco. Además la citada voz narradora y los episodios que se entretejen no hacen más que redundar, en lugar de complementar, lo que ya se ha visto. Sí, las frases son poéticas, pero el cine es imagen. Si de poemas visuales se trata ya Jane Campion demostró cómo se hace lo propio con “El amor de mi vida” (2009).
Lo que encierran las paredes parece interesante. La forma de mostrarlo no lo es. El guion es tan débil y agónico que no alcanza a la idea original. Conforme avanzan los minutos el viaje se hace pesado (¿Cuánto le falta a esto? ¿En algún momento mejorará?) y, fuera de algunas bellas postales el único deseo que queda es que las paredes, mejor, callen.
México 2012
Director: Antonio Zavala Kugler.
Reparto: María Aura, Kuno Becker, Mario Zaragoza, Miguel Rodarte, Joaquín Cosío, Héctor Bonilla.
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