“Algunas veces debes separarte de la gente que quieres, pero eso no hace que las quieras menos. Algunas veces hace que las quieras más.” Steve Miller.
Producida como un vehículo para ayudar a Miley Cyrus a desprenderse de su imagen de actriz infantil, cantante pop y en especial del personaje de Hannah Montana, así como para introducirla a una audiencia mayor (en una estrategia similar a la que utilizara en sus momento Mandy Moore con “Un amor para recordar”, 2002), “La última canción” es todo lo que podría esperarse de una adaptación de una novela de Nicholas Sparks (“Diario de una pasión”, 2004 y “Querido John”, 2010).
Cyrus interpreta a Ronnie, una adolescente rebelde de Nueva York que se ve obligada a pasar, junto con su pequeño hermano Jonah (Bobby Coleman), el verano con su padre (Greg Kinnear) en una playa del sur. Ronnie está molesta con su padre por haberlos dejado luego del divorcio y no cesa en demostrarle su desprecio, incluida su decisión de dejar de tocar el piano (su padre es compositor y le enseñó a tocarlo) y el rechazo a la oferta que la prestigiosa escuela de arte Julliard le ha hecho para sus estudios universitarios. La situación cambia cuando aparece Will (Liam Hemsworth), un jugador de voleibol a quien conoce por accidente y a quien intriga su actitud retadora. Conforme pasan los días la relación crece pero algunos secretos, entre ellos, el verdadero motivo por el que su padre los ha invitado en el verano y su presunta responsabilidad en el incendio de la iglesia, amenazan con terminarla.
“La última canción” no decepcionará ni a los fanáticos de Cyrus ni a los de Sparks. La cinta incluye suficientes momentos dramáticos, cómicos y divertidos, así como una fuerte dosis de melodrama en el último acto, y desde luego, una breve interpretación vocal y al piano de Cyrus. La química entre la joven y Hemsworth es buena, pero mientras él tiene pocas posibilidades de mostrar su talento histriónico (más bien se ocupa de mostrar su físico, ser simpático y comprensivo), ella aprovecha la mejor construcción de su personaje y sale avante incluso en las escenas frente al experimentado Kinnear. Y claro, luego está el hecho de que esta es la película responsable de que Cyrus y Hemsworth se hicieran novios, protagonizaran uno de los romances más mediáticos que incluiría compromiso, rompimiento, reconciliación, boda y divorcio.
El primer amor, la búsqueda de identidad, el poder catártico de la música, la complejidad de las relaciones padre-hijo y el incondicional amor paternal, son algunos de los temas que “La última canción” consigue abordar. El balance entre ellas es cumplidor, nada excepcional pero adecuado para lo que la película promete. “La última canción” consigue su objetivo comercial, redirecciona la carrera de Cyrus (que luego tendría otro giro mucho más radical) y ofrece, sin mayores complicaciones, una historia de amor entretenida y adecuada para los aficionados al género... para el resto habrá un par de destellos y para los negados a la melcocha es mejor evitarla.
The Last Song
EE.UU. 2009
Director: Julie Anne Robinson.
Reparto: Miley Cyrus, Greg Kinnear, Liam Hemsworth, Kelly Preston, Bobby Coleman.
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