“La gente hace muchas cosas en privado que difícilmente podría explicar en público,” Lt. Doyle.
Aburrimiento, tiempo, curiosidad e intromisión.
Obligado a guardar reposo y atado a una silla de ruedas, el fotógrafo L. B. Jeffries (James Stewart) ve limitadas sus posibilidades de esparcimiento. Entonces, encuentra en su ventana el medio perfecto para ver sus horas escapar. Un vecino y otro más. Historias en tiempo real. Acciones sin sonido. Interpretación subjetiva. Un crimen parece haberse perpetuado. Las únicas pruebas: un par de actos y suspicacia.
Ubicada en el número 42 en la lista de las 100 Mejores Películas del American Film Institute, “La ventana indiscreta” es una de las obras maestras que el gran Hitchcock dejó para la posteridad. La cinta se basa en el cuento corto “It Had to Be Murder” de Cornell Woolrich (1942) y elabora en base a una sencilla premisa: el aburrimiento de un hombre incapacitado temporalmente. De ahí, se desata una serie de especulaciones y se da rienda suelta a la imaginación. El espectador es cómplice en todo momento. Él ve lo mismo y comparte pistas y sospechas.
Hitchcock esparce un poco de curiosidad y otro tanto de culpa. El protagonista hace algo incorrecto: se toma la libertad de ver, juzgar y analizar la privacidad ajena. En esta labor, descubre más de lo esperado y decide tomar acción. Entonces, se convierte en héroe. Todo en una habitación y desde ella. Sólo hay tres situaciones posibles: el que ve, lo que ve y su vida en su apartamento. Desde ahí se conoce y empatiza con una modelo, unos recién casados, una viejita, un corazón solitario, un artista, un compositor y varios matrimonios. Ahí se reacciona, porque esta no es una película de acción, es una donde se ve e interpreta.
“La ventana indiscreta” obtuvo el Premio Edgar Allan Poe a la Mejor Película y se hizo de cuatro nominaciones al Oscar, entre ellas las de Mejor Guion y Mejor Director. Y son precisamente estos dos elementos los que le dan fuerza y forma a una historia inteligente y bien llevada. No hay excesos musicales ni información extra. Se da lo que se necesita.
Pero “La ventana indiscreta” no es sólo un filme sobre voyerismo. Es un filme voyerista. Un filme, o mejor dicho, una alegoría sobre la naturaleza del cine y la entonces naciente televisión. Cada ventana que se ve a través de esa ventana y por medio de la pantalla es una pequeña proyección en sí... una historia... un pedazo de la vida de otro. Lo que sucede fuera de ese instante de dispersión es bastante similar. Algunas veces más maquillado, otras con un mayor acercamiento. La acción de verlo, observarlo, criticarlo o analizarlo no es tampoco diferente. “La ventana indiscreta” está en cada ojo y cada voluntad que decide entrar en privacidades ficticias o reales de otros.
Rear Window
EE.UU. 1953
Director: Alfred Hitchcock.
Reparto: James Stewart, Grace Kelley, Raymond Burr, Irene Winston y Thelma Ritter.
Artículo inicialmente publicado en el periódico estudiantil “La Catarina” de la Universidad de las Américas-Puebla. Derechos Reservados de Carlos Andrés Mendiola H.
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