“This gonna be good!” Mamma Odie
“Vacas vaqueras” (2004) suponía el fin de una era para Disney. Después de los regulares resultados en taquilla y la pobre crítica que obtuvieron con “Atlantis, el imperio perdido” (2001), “El planeta del tesoro” (2002) y “Tierra de osos” (2003), el estudio anunció que dejaría atrás la animación tradicional para centrarse, dado los buenos resultados de la competencia con “Shrek” (2001) y “La era de hielo” (2002), además del arrollador éxito de su entonces asociada Pixar, en la animación digital. El problema del estudio no estaba en la forma. “La princesa y el sapo” es la mejor prueba de ello.
Apelando al estilo y los ingredientes de sus clásicos, Disney logra, como lo hiciera con “Encantada” (2007), actualizar las historias de princesas reconciliando elementos de antaño con el contexto actual. “La princesa y el sapo” sucede en el Nuevo Orleáns de la posguerra donde Tiana (Anika Noni Rose), una mesera de color, trabaja arduamente para reunir dinero suficiente para poner su propio restaurante. El sueño era compartido con su finado padre y parece próximo a cumplirse hasta que una noche, como en los cuentos de su infancia, un sapo se le aparece. El sapo le pide un beso, es la única forma en que podrá regresar a su forma natural como el príncipe Naveen (Bruno Campos). Tiana accede pero el resultado no es el esperado, en lugar de que Naveen recuperara su forma original, Tiana se transforma en rana. Ahora, la pareja de anfibios deberá buscar la forma de revertir el hechizo antes de que terminen los festejos del Mardi Gras.
“La princesa y el sapo” representa un momento importante para los estudios Disney. Luego de la buena factura de “Bolt” (2008), este filme de nueva cuenta pone especial cuidado en la historia y los personajes, principales causantes del deterioro del trabajo del estudio. En ese sentido es una confirmación de que el rumbo ha sido retomado y de que pueden esperarse productos de calidad no sólo de la división de Pixar. Además, “La princesa y el sapo” establece un antes y después en cuanto a la caracterización de las “princesas”. Tiana es la primera protagonista de color y es una joven trabajadora que no espera al amor como única posibilidad. Esta princesa es una mujer que busca el desarrollo personal y profesional. Disney no se mete en mayores embrollos en cuanto al aspecto racial. De hecho varias modificaciones fueron hechas para evitar herir cualquier susceptibilidad (desde el título original “La princesa rana” hasta el que se desempeñara como sirvienta).
Ecos de la época dorada de Disney vienen a la mente con “La princesa y el sapo”. El filme no alcanza el nivel de los grandes clásicos como “Blanca nieves y los siete enanos” (1937) o “La bella y la bestia” (1991), pero sí brinda un espectáculo de buena calidad. Los números musicales (interludios y sin una secuencia memorable en especial) están de regreso, la narración es ágil, los personajes entrañables y la historia entretenida. “La princesa y el sapo”, segura contendiente al Oscar a Mejor Película Animada, es buena prueba de que cualquier hechizo puede ser revertido siempre y cuando se haya aprendido una lección en el camino.
The Princess and the Frog
EE.UU. 2009
Director: Ron Clements y John Musker.
Reparto: Anika Noni Rose, Bruno Campos, Keith David, Terrence Howard, Oprah Winfrey, Michael-Leon Wooley, Jennifer Cody, Jenifer Lewis.
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