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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

"La octava cláusla" de Koko Stambuk

Todo mal...

Una señal usual de que una película es mala es que no haya mayor información de ella y mucho menos algún tipo de reseña (bueno, me parece que en este caso ni promoción si quiera). Ése es el caso de "La octava cláusula" de la que Prime Video apenas dejó una sinopsis que no dice mayor cosa (y que tampoco es que sea muy especial o distintivo): un matrimonio en apariencia perfecto que no lo es y una vista inesperada que lo complica todo. Sí, de eso va. Vaya, diciendo un poco más de ella, comienza mostrando a Cat (Maite Perroni) con un balazo en la pierna, ella y Borja (Óscar Jaena), van despertando en medio de la sala. Se viaja 24 horas antes cuando él confirma que ella le es infiel con Marco (Manuel Vega), su mejor amigo, y entonces decide orillarla a firmar el divorcio, cederle la empresa e irse, pero, antes, de acuerdo con la octava cláusula deberán tener sexo frente a él (ya ven, así es el despecho y, sobre todo, el morbo). Así que las dudas van de cómo reaccionarán, si lo harán o no, pero se complica cuando aparece Jennifer (Paulina Dávila), quién pide usar el teléfono para que la auxilien pues su auto se descompuso, pero en realidad tiene otra agenda.

La promesa o el atractivo de "La octava cláusula" es que es un thriller erótico con un elenco "llamativo". Están: Maite Perroni, quién luego de salir de Televisa se ha empeñado en mostrar lo "versátil" que es apareciendo en series una peor que la otra ("Oscuro deseo", "El juego de las llaves") y sin realmente abordar proyectos que muestren un desarrollo real como actriz; Óscar Jaenada, quién después de "Cantinflas" y "Luis Miguel: La serie" parece haber perdido la brújula (el año pasado estrenó la infame "Xtremo", de lo peor de 2021); Paulina Dávila se defiende, pero está lejos de lo que mostró en "Después de ti". De ahí en fuera, Manuel Vega está en guapo y en un personaje que no tiene mayor cosa que hacer, es un juguete de los otros dos; Christian Mayer (el abogado de la familia), hace aún menos y Michel Duval (el cómplice de Jennifer) es una caricatura.

Desde su inicio, "La octava cláusula" deja ver que más allá de la "bonita" casa en Valle de Bravo donde sucede prácticamente toda la historia todo lo demás es de cartón. Los primeros diálogos están mal interpretados y uno no sabe si reír o llorar, pero si se sigue la curiosidad es suficiente y, afortunadamente el tiempo de la película corto. La premisa podría funcionar en manos de un director más diestro (este es el segundo filme de Stanbuck quién antes hizo "Doblemente embarazada", una comedia también con Maite Perroni) y un elenco más capaz (hace poco Netflix estrenó "Amalgama" que hace gran trabajo con un elenco reducido).

"La octava cláusula" es muy pretenciosa, cree ser más inteligente de lo que es con un giro y otro en el desenlace (¿Quién engañó a quién? ¿Estamos sorprendiendo al espectador?) y sin realmente ser un thriller erótico. Lo erótico no sucede, se queda en planes. Lo de thriller, más o menos. La realidad, es un desperdicio y el mejor contrato que se puede firmar es no verla.

🎬

México 2022 - 1h 28m


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