“Por favor, no me hables de aislamiento. Nadie tiene que decirme cómo cambia a una persona. lo he vivido Soy aislamiento", Kya
"La chica salvaje" ofrece eso, un viaje salvaje, en un sentido que redefine lo que ser salvaje significa.
Kya, es "la chica salvaje", una niña que es abandonada a los 6 años; es 1952. Su madre ya no soporta los malos tratos de su padre y uno a uno, sus cuatro hermanos mayores se van también. Su padre desaparece tiempo después. Kya se las ve sola y con su ingenio sobrevive sola. Tate, otro niño, le hace compañía eventualmente; le enseña a leer y luego se enamoran hasta que la universidad se les atraviesa. Ahí es cuando Chase, el chico popular del pueblo, aparece.
Paralelamente a la historia de Kya, ya en 1965, cuando tiene 19, Chase aparece muerto. Es el primer incidente del tipo en años en el pueblo. Las pistas son pocas y Kya, conocida como "la chica salvaje" o "la chica de la marisma" rápidamente se convierte en la principal sospechosa.
"La chica salvaje" es un libro peculiar en el buen sentido de la palabra. Por un lado, es una novela que recupera los valores del género sureño y que en especial se centra en la naturaleza, la humana en especial, su capacidad de adaptación y sobrevivencia a través de Kya para luego hablar un tanto más sobre la sociedad y su capacidad o incapacidad de aceptar lo distinto, lo desconocido. Tiene también grandes momentos románticos, de aventura y en su último acto es una novela judicial.
El principal atributo de "La chica salvaje" está en la forma en que Delia Owens tiene de expresar el sentir y pensar de Kya. Kya es una gran protagonista. Es sensible, determinada, inteligente, ingeniosa e ingenua a la vez. Un ser con ganas de entrar en contacto con otros, de ser aceptada, pero perteneciente a otro mundo. Es, en cierta manera, como el Mogwli de "El libro de la selva" aunque más civilizada. Kya le pertenece a la marisma. La pluma de Owens construye una relación metafórica entre Kya y su entorno. La manera en cómo describe el paisaje y sus detalles, las plumas, las conchas, el clima, es cautivante y abre boca para apreciar y descubrir de manera distinta lo que nos rodea.
Los géneros que aborda "La chica salvaje", con adaptación al cine a llegar en próximos días, transitan y se integran bastante bien. Su punto débil está en un último detalle en el desenlace que revela o sugiere un giro de tuerca innecesario. Es algo para pensar, pero que no deja de sentirse que sobra, que sí, quizás hace más "humana" a Kya, que no le resta interés, pero que, repito, sobra.
Leer "La chica salvaje" deja con una sensación de plenitud y nostalgia. Es como el paisaje que rodea a Kya, de gran y salvaje belleza. En esa imagen de ser parte del paisaje y ajeno a ello, de sentirse apabullado, calmado y abrazado a la vez por el entorno. Ha sido considerada por muchos como una novela triste, no lo es. Es una novela de gran, pero no completa, soledad. La misma Kya lo dice muy bien “Si alguien pudiera entender la soledad, sería la luna”. Aún y con ello, la mejor cita que describe el poder de "La chica salvaje" está en la que refiere a lo que la novela consigue y que "la chica salvaje" expresa: “No sabía que las palabras podían contener tanto. No sabía que una oración pudiera ser tan completa”.
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Putnam Sons - 368 páginas
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