"Esta historia es completamente verdadera, excepto por las partes que no lo son," leyenda inicial de cada capítulo.
"Soy famosa," dice Anna Sorokin cuando, estando en prisión, se publica en la revista New York el artículo "How Anna Delvey Tricked New York's Party People" de Jessica Pressler en el que se basa "Inventando a Anna". Y es que de eso se trata, Anna Sorokin es una estafadora que creo a Anna Delvey para a sus 26 años enfrentara diez distintos cargos por fraude a bancos, hoteles y conocidos en aras de crear su fondo para aristas.
"Inventando a Anna" tiene una doble perspectiva. Por un lado, está guiada por Vivan Kent (Anna Chlumsky), la periodista que tras caer en desgracia ve en la historia de Anna (Julia Garner) una oportunidad para darle la vuelta a su carrera. Por otro, la investigación se cruza con recreaciones del pasado que intentan entender cómo sucedió todo. Los primeros seis episodios se ocupan cada uno de un personaje cercano a Anna. La verdad es que la mayoría prefieren negar o no recordar que la conocieron y yendo de los menos cercanos (un novio, una socialité y filántropa y un banquero) a su grupo de "amigas": Rachel Williams (Katie Lowes), trabajadora de Vanity Fair y uno de los demandantes, Neff Davis (Alexis Floyd), una aspirante a cineasta estancada en un trabajo en un hotel, y Kacy Duke (Laverne Cox), una coach personal. Los últimos dos se centran en su detención y jucio, donde en el Episodio 7 está dedicado a explorar de dónde viene Anna, su infancia y adolescencia en Alemania, luego de que su familia migrara de Rusia; el último le da espacio a Todd (Arian Moayed), su abogado.
"Inventando a Anna" tiene varios méritos. El primero y quizás el principal está en que consigue el mismo efecto que la mujer a la que "inventa": fascina y cautiva, en un deseo de querer saber más y más sobre ella, en querer entenderla y, quizás, para algunos ayudarla (no es mi caso, debo decirlo), en todos, probablemente una cierta compasión. Lo que Anna consigue, aún y con lo que no consigue, es increíble, de no creerse. ¿Cómo lo hizo? ¿Si en realidad no era ninguna heredera? ¿Si no tenía un peso en el banco? ¿Si acababa de llegar poco antes a EE. UU.? Ése es otro elemento.
El guion maneja bien los tiempos paralelos, concentrándose en un testimonio a la vez, lo que les da también dimensión a los demás personajes, mientras seguimos la investigación de Vivian. Anna Chlumsky hace gran trabajo en darle a Vivian pasión y humanidad. Por su parte, Julia Garner sale airosa de la difícil tarea de hacer de Anna, con su aire de superioridad, constante mal trato a otros, berrinches y gritos, alguien por quién se siente simpatía y el deseo de que reciba ayuda. Anna no era (o es para el caso, sigue en prisión a dónde volvió tras ser liberada por tener vencida su visa) especialmente carismática, amable o bella, pero sí tenía las habilidades para involucrar a los demás, hacerles ver lo que había hecho o podía hacer por ellos, y luego simplemente dejarlos ayudarla, y Garner, con su acento exagerado y manierismos, la encarna a la perfección, haciéndola dueña de la situación a veces, otras vulnerable y otras muy intimidante.
"Inventando a Anna" tiene los elementos distintivos principales de toda producción de Shondaland con la salvedad de lo sexy o sexual, si hay una moneda de cambio con la que no jugaba Anna, ésa era su cuerpo. Todo lo que consiguió fue por su manera de tratar y envolver a la gente. La serie envuelve bien con su glamor y elementos de thriller sin muertos.
En donde tropieza "Inventado a Anna" es en su intención de descifrar o decir más en torno a quién es en realidad Anna Sorokin, en dar una respuesta a qué la llevó a convertirse en Anna Delvey. La serie apunta a varios lados: el deseo de fama, de atención, de ser alguien en la sociedad, pero se queda en lo que propone su título, en "inventarla", en un ejercicio que se centra en la reconstrucción como medio para dar respuestas, pero no deja de ser eso, una reconstrucción desde varios ángulos, como fotos de una escultura que no dejan de ser eso, fotos, pero no la escultura. Eso sí, la advertencia está tanto en el título como en la leyenda que está en cada inicio: "Esta historia es completamente verdadera, excepto por las partes que no lo son," leyenda inicial de cada capítulo.
Al final, "Inventando a Anna" le da al público un poco de esa realidad con "fotos de Instagram" de las figuras reales contra quienes les interpretan en la serie y un estatus de dónde está ahora (en prisión, pero con varios contratos, incluido el de esta serie por el que recibió 320 mil dólares; sí, después de todo la mujer ya no tiene deudas, incluso tiene ahorros, una obra de teatro y también planes de un reality show y un libro). En lo que sí atina Netflix, es poner sobre la vista dos aspectos que la unen de maneras inesperadas con "El callejón de las almas perdidas" y "El silencio de los inocentes". Sí, no es locura mía. En la primera, Pete (David Stratairn) le dice a Stan (Bradley Cooper) que "La gente está desesperada por decirte quiénes son. Desesperada por ser vista", y nada está más cercano a lo que busca y consigue Anna ("Soy famosa," sentencia cuando Vivian cumple su promesa, cuando le dá lo que esperaba por dejarla entrevistarla: un artículo que sería el más exitoso de la revista en los últimos años con millones de vistas y, seguramente, contando gracias a la serie). La otra, la otra tiene que ver con cómo en el juego de Anna, otros, aunque perdiendo, también ganaron. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) le dice a Clarice Sterling que, para darle respuestas, ella también debe responder a sus preguntas. Es una cuestión de quid pro quo o cómo se diría coloquialmente "dando y dando" y en el juego de Anna, todos recibieron algo a cambio, ¿en qué proporción? ¿Con qué consecuencia o a qué precio? Ésa, ésa es otra historia.
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EE. UU. 2021 - 9 Episodios de alrededor de 1 hora
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