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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

"Guerra sin reglas" de Guy Ritchie

La historia se vuelve una comedia de espías y acción.

Durante la Segunda Guerra Mundial se llevó a cabo la Opración Postmaster, una operación especial y secreta que tenía por objeto hacerse de barcos italianos y alemanes y con ello evitar que su cargamento fuera utilizado por los nazis. Era una acción peligrosa y políticamente incorrecta. Se descubrió años después y es contada por Damien Lewis en el libro "Churchill's Secret Warriors: The Explosive True Story of the Special Forces Desperadoes of WWII". Es la base para "Guerra sin reglas".

Bajo la dirección de Winson Churchill (Rory Kinnear), ministro de Inglaterra, el brigadier Colin Gubbins (Cary Elwes), asigna la operación al poco ortodoxo mayor Gus March-Phillips (Henry Cavill), quién la toma bajo un par de condiciones: la primera, contar con su equipo, conformado por el fornido Anders Lassen (Alan Ritchson), experto en tiro con arco, Henry Hayes (Hero Fiennes Tiffin) y Freddy Alvarez (Henry Golding), responsable de los explosivos; la segunda, rescatar a Geoffrey Appleyard (Alex Pettyfer), otro elemento inusual y quién ha sido capturado por la Gestapo. Paralelamente, los agentes Richard Heron (Babs Olusanmokun) y Marjorie Stewart (Eliza González) preparan el terreno.

"Guerra sin reglas" es un filme histórico atípico. Baste decir que su director es Guy Ritchie, cuya filmografía incluye títulos como "Shelock Holmes", "Juegos, trampas y dos pistolas humeantes" y "Snatch, cerdos y diamantes". Entonces, es más un filme de acción, con mucha testosterona, que uno de corte histórico. Es entretenimiento y no una reflexión o si quiera un apunte del hecho o su contexto histórico. Es un título de presupuesto medio (60 millones de dólares) y una curiosidad si se considera que, por su elenco, conformado por estrellas de acción en la televisión y las series sólo estrenó en cines en EE. UU., dejando su taquilla en poco menos de 30 millones de dólares.

El resultado comercial de "Guerra sin reglas" está en su falta de trascendencia. Es un filme con mucha forma (muchas explosiones, muchos balazos, una dosis decente de suspenso y buen sentido del humor), pero poco o nulo fondo. En él se percibe que los actores la pasaron bien. Hay camarería entre Cavill, Ritchson (“Reacher”), Pettyfer (“El precio del mañana”), Golding (“Los caballeros”) y Fiennes Tiffin (“After”), pero en realidad ninguno luce de forma especial o trasciende. Quién roba escenas es Eiza González. Su rol tiene como misión seducir a Heinrich Luhr, comandante del grupo que deben distraer en una fiesta de disfraces mientas se realiza el robo. Eiza está espectacular y es de lo más memorable, incluida una escena en la que canta y baila. Un dato curioso es que Marjorie Stewart años después se desempeñaría como actriz apareciendo en películas como "El Rey Perdido".

A "Guerra sin reglas" quizás justo lo que le falta son reglas. Reglas para comprender qué hace la diferencia entre ser una película más o ser "la película" y ello no tiene que ver necesariamente con el hecho de trascender históricamente sino de conectar emocionalmente, de dejar un impacto. "Guerra sin reglas" no hace ninguna. Es entretenimiento insustancial que se queda en el momento y se olvida al siguiente. Es una pena porque los personajes en que se basan y la propia operación merecen un homenaje que le rinda debido tributo a sus agallas y logros, como lo hacen otras cintas, entre las recientes "El arma del engaño" y "Dunkerque". Vaya, los hechos y personajes dieron lugar al James Bond de Ian Fleming (Freddie Fox), quién también aparece en la película pues fue parte del grupo cercano de Gubbins. En fin... la "Guerra sin reglas" es una guerra perdida.

🎬🎬1/2

EE. UU. 2024 - 2h 2m


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