Entre líneas nos vemos... en los detalles nos vemos.
"En agosto nos vemos" es la última. Es y no es. Es la novela que dejó inconclusa Gabriel García Márquez y que sus hijos han decidido publicar. El colombiano en realidad no quería ese destino. Sí, dejó una nota de "Ok" en el quinto borrador que indicaba que iba en camino, pero no había llegado a puerto. De la novela se supo desde 1999. En aquél entonces se reveló que la protagonista sería Ana Magdalena Bach y que más que una novela sería una serie de cinco relatos autónomos con un mismo personaje central.
Ana Magdalena Bach viaja cada agosto, el 16 para ser precisos, a la isla donde está enterrada su madre. Le lleva un ramo de gladiolos. Es una visita prácticamente de doctor, dos días y una noche. Una de esas noches la sorprende un encuentro inesperado con otro de los huéspedes del hotel y entonces, acorde a su familia de músicos, el ritmo cambia. De ahí en adelante, cada visita, esa noche hay otro encuentro, con alguien nuevo o quizás conocido, pasajero y único en su dinámica, afecto y efectos. Al regreso a su vida regular, Ana Magdalena, la esposa y madre trata de ser la misma, pero ya no lo es.
Es irónico que agosto sea el mes. Es el mes de lo "sagrado" y poco tiene de sagrado "En agosto nos vemos" y no en el mal sentido. Lo tiene en tanto Gabo pidió que no se publicara, incluso que se destruyera. Los motivos para publicarlo se dicen en el prólogo van de los méritos literarios descubiertos al releer el texto y como manera de recordarlo, de celebrarlo, a diez años de su partida. Los mercadológicos y económicos estarán también siempre alrededor. Lo "sagrado" está, desde luego también en la visita de Ana Magdalena, en el recordar y honrar a su madre, también en la forma en cómo ella misma se redescubre y despierta, más mujer en vísperas de los 50.
Si "En agosto nos vemos" debió o no publicarse, es o no una traición (seguramente sí), es ya un tanto infértil. Está aquí. Es fruto del quinto borrador y la curaduría que de él hace Cristóbal Pera, el editor, entre éste y una versión digital que fue construyendo Mónica Alonso, asistente de Gabo, mientras se escribía. Esa versión digital incluye todas las anotaciones; algunas alrededor del impreso están en las páginas facsimilares en una, hay que decirlo, muy hermosa edición de Editorial Diana.
Entonces, "En agosto nos vemos" es una obra terminada a fuerzas, una novela que no termina de serlo, que se repite sin intención, quizás un cuento largo. Es y no es. Con todo, es Gabo. La mejor manera de explicarlo es pensar en ella como cuando se está ya con una persona de edad que por momentos desconecta y está ausente y en otros brilla con comentarios, energía y detalles que le son únicos. Eso pasa "En agosto nos vemos". Es Gabo y no es. Es nostálgica y mágica, pero también es algo distante y desdibujada. Con todo, por lo que es Gabo vale como un recuerdo de todo aquello que también dejó y que no requiere únicamente de que "En agosto nos veamos".
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México 2024 - 125 páginas (10 de la nota del editor)
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