Un verano que no tiene fin...
"El verano que vivimos" está hecho de ese material que hace a las grandes historias de amor. Inicia en 1998 cuando Isabel (Guionar Puerta), una practicante de periodismo, llega a un pueblo para hacerse cargo de las esquelas. La única que le llega está dedicada a Lucía (Blanca Suárez) y se suma a las que han llegado año con año en las mismas fechas, es más, ese año llegó antes. Intrigada, Isabel comienza a averiguar y es así como se construye, paralelamente, la historia de Gonzalo Medina (Javier Rey), un arquitecto, y Lucía, la prometida de Hernán (Pablo Molinero), amigo de Gonzalo a quién ha convocado para que construya una bodega.
"El verano que vivimos" se disfruta. Para empezar tiene una fotografía hermosa que le hace honor a los paisajes y que es el marco para una gran historia de amor. La película se toma su tiempo en establecer personajes, situaciones y en comenzar la relación entre Lucía y Gonzalo, pero la promesa que se anuncia desde el título y con las imágenes promocionales, enciende una chispa desde los primeros momentos y que cumple, en esas historias que uno no quiere que terminen, por las que uno está dispuesto a apostar, a pesar de parezca poco probable que suceda, y ésa es una magia que no siempre se consigue. Blanca Sánchez y Javier Rey tienen gran química, basta ver las miradas entre ellos y sobra la pasión, si se permite el término, cuando están juntos. María Pedraza tiene, como siempre, una afortunada, pero breve participación como Adela, la hermana con ganas de vivir de Hernán; Pablo Molinero, Hernán, precisamente, es un digno (e inesperado) rival para Gonzalo.
La estructura de "El verano que vivimos" recuerda a la de "Los puentes de Madison" pues, cómo aquella, hay un hijo (Carlos Cuevas) que reconoce a su padre a través de una historia que le cuenta un lado de su vida que desconocía (Carlos, sí, el personaje se llama igual que el actor, acompaña a Isabel en la investigación). La historia, como tal, trae a la mente aquéllos romances al estilo de "El paciente inglés" o "Un paseo por las nubes". El último acto tiene giros inesperados que se agradecen, que le dan identidad propia y que hacen sentido.
"El verano que vivimos", con tema musical de Alejandro Saenz, habla de ese amor de película, de ese ideal al que todos aspiramos y lo hace sentir posible. Los hechos suceden en 1958 y 40 años después, ése "verano que vivieron" sigue vivo. La frase promocional dice que "no tiene fin lo que jamás terminó" y ésa es la aspiración. El amor no tiene fin.
🎬🎬🎬1/2
España 2020 - 2h
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