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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

"El negocio del dolor" de David Yates

El calmante le mató la vivacidad.

Hay una mejor película en "El negocio del dolor" de la que llegó a pantalla. La historia surge del artículo de la revista Times "The Pain Hustlers" y que diera lugar al libro "The Hard Sell" de Evan Hansen, recuento del boom de los calmantes a inicios de los 2000's. La medicina en cuestión es Subsys, un opioide utilizado para el dolor en el cáncer.

Liza Drake (Emily Blunt), quién dejara la escuela y luego fuera bailarina exótica y madre soltera, cuenta la historia de cómo se sumó a una start-up emproblemada cullo producto estrella, Lonafen (medicamente ficticio creado para la película), no estaba siendo recetado. Lisa, en conjunto con Pete Brenner (Chris Evans), cambiarían el luego. Establecieron una serie de estratégicas que llevarían al producto a la estratosfera, volviéndolos millonarios, pero también desviando el foco de lo que en realidad podía hacer Lonafen. En aras de continuar en el juego, se dejan llevar y se convierten en "Estafadores del dolor", la traducción literal del título original.

"El negocio del dolor" es el hijo deslactosado de "El lobo de Wall Street" y "La gran estafa". Tiene una buena premisa y tres carismáticas y entregadas estrellas en los roles centrales, pero nunca termina de despegar del todo. Le falta personalidad propia, le falta el arrojo que justamente tiene "El lobo de Wall Street" y le falta la vis cómica y visión satírica del cine de Adam McKey ("La gran estafa", "El vicepresidente: más allá del poder", "No miren arriba"). Es tibia y no se puede ser tibia cuando se quiere hacer crítica social, cuando se quiere hacer humor negro.

Quizás parte del problema esté en su director, David Yates. Yates lleva diez títulos, siete de ellos en el universo Harry Potter, habiendo estado al frente desde la entrega cinco y hasta el desenlace y luego realizando las tres de la hasta ahora trilogía de "Animales fantásticos". De ahí, está su debut, "The Tichbone Calmant", "La leyenda de Tarzan" que no consiguió el impacto esperado, aunque tampoco puede considerarse un fracaso, y ahora "El negocio del dolor".

El paliativo principal de "El negocio del dolor" está en Emily Blunt. Los talentos de Blunt son ya probados y aquí tiene oportunidad de desplegarlos aún más en la comedia. Liza es una mujer luchona, creativa y con una gran necesidad de hacer que las cosas funcionen. Está en bancarrota y tiene una hija con necesidades médicas especiales. Si la historia despierta interés es por ella. Le ayudan, aunque con un peso menor, Chris Evans como un "ejecutivo" de la compañía, y Andy García como Dr. Neel, el dueño. Ambos haciendo uso del carisma que ya se les conoce, pero, a diferencia de Blunt, sin entregar nada nuevo.

"El negocio del dolor" tiene mucho potencial y suena, como se pensaba y prometía, como una película que pudo ser incluso una contrincante en la temporada de premios; no lo es. Es tibia. Es como si le hubieran dado Lonafen.

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EE. UU. 2023 - 2h 2m


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