"Megalodón" región cuatro... menos cuatro.
"Demonio negro" trata, pero el bocado que quiere masticar es más grande que sus posibilidades e irónicamente es, en cierta forma, el mismo punto que quiere hacer la historia. Paul Sturges (Josh Lucas), un inspector de la compañía petrolera Nixon Oil, va en compañía de su esposa y dos hijos a Baja California. La intención es aprovechar la visita de trabajo para vacacionar en la playa mexicana. La llegada le muestra un pueblo muy distinto al que recuerda y cuando está en la plataforma prácticamente se encuentra con un pueblo fantasma del que no hay salida. Para complicarlo todo, su familia ha acudido también al lugar y ahora están en una "casa del terror" donde la amenaza es un megalodón o enorme tiburón al que los locales llaman "demonio negro".
La primera pregunta que salta al ver "Demonio negro" es por qué. ¿Por qué hacer una película sobre un megalodón cuando Hollywood ya hizo una con gran éxito? ¿Por qué estrenarla a semanas de la secuela? ¿Qué se puede aportar al género? La intención de "Demonio negro" está en hacer un "cuento con moraleja" que combina elementos de expiación y redención a cargo de su protagonista, quién ya antes había estado en la plataforma y había indicado que todo estaba bien a sabiendas del daño ecológico. De buenas intenciones está lleno el infierno...
Como thriller "Demonio negro" acierta en la atmósfera, pero se queda a medio camino en la tensión que requiere el género. Presupuestalmente, aunque no se conocen los detalles, es más que obvio que "Demonio negro" está lejos de los más de cien millones de dólares que costaron las de Hollywood. Entonces su estrategia debió estar en la historia que abarca mucho y aprieta poco, porque la falta de presupuesto, al igual que de creatividad, se nota. ¿Cómo es que la carrera de Josh Lucas lo llevó a "Demonio negro"? Lucas fue a inicios del siglo uno de los actores que prometían, protagonizando "No me olvides" y "La amenaza invisible - Stealth"; sus créditos incluyen las nominadas al Oscar "Una mente brillante" y "Contra lo imposible". Hay, por cierto, talento mexicano. Raúl Méndez tiene una breve e "intimidante" aparición, mientras que Omar Chaparro aparece en el prólogo y, sin hacer nada fuera de lo que se le conoce, es de lo mejor; está muy gracioso.
"Demonio negro" busca balancear, sin lograrlo ni integrar, su temática ecologista con una historia de familia (el padre que pone el ejemplo, que protege a su familia), lo prehispánico, con el thriller y lo sobrenatural. La leyenda dice que Tláloc, dios mexica a la lluvia, envía al demonio negro a castigar a los humanos por haber abusado de la naturaleza y con ello a recuperar el equilibrio perdido. Ello quiere darle un toque sobrenatural y de terror al filme que no terminan de embonar. La ironía de "Demonio negro" está en que habla del peligro de meterse con "la naturaleza", pero no entiende la del género, en que habla de equilibrio y no lo tiene, en que muerde más de lo que puede masticar y acaba siendo un bocado que se traga, sin mayor sustancia o trascendencia, sin ser ninguna leyenda y más bien un hueco negro que se comió el demonio.
🦈1/2
EE. UU. / República Domincana / México 2023 - 1h 40m
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