Esta película pudo ser mucho, mucho más.
"Crimen y deseo", terrible traducción para "Above Suspicion" que, en realidad, significa "Fuera de sospecha", cuenta la historia de Mark Putman, el único agente del FBI condenado por asesinato. Susan Smith (Emilia Clarke) es quién narra, desde el más allá, cómo es que lo conoció. Putman (Jack Huston) llega a un pequeño pueblo de Kentuky con miras miras de impulsar su naciente carrera como agente. En Susan encuentra a una informante valiosa con quién los límites se rompen y que espera más de lo que él planea darle.
Este es de esos casos en los que uno puede ver buenos ingredientes, una historia interesante, temas (justicia, ambición, corrupción) que se prestan para desarrollar un discurso relevante y que, sin embargo, no terminan por cuajar. Vaya, Emilia Clarke está muy bien, aunque uno no deja de desear que elija mejor sus proyectos. Después de "Game of Thrones" lo único interesante que ha hecho (y está abierto a discusión) es "Después de ti".
Quizás la cuestión está en que Susan es quién narra, pero Mark es quién tiene un conflicto más explotable y que se deja muy a la ligera (Jack Huston, por cierto, está desaprovechado, el personaje está poco desarrollado). Quizás es que el guion no sabe bien qué quiere decir desde la perspectiva de Susan. En cualquier caso, la película pasa, aunque no deja de sentirse como otra más de sexo, drogas, infidelidad e investigaciones. Desaprovecha sus recursos, siendo más un melodrama que un thriller o un filme noire, y sintiéndose un lugar tan común, cuando en realidad está narrando un hecho real muy poco usual. Es una ironía, ¿No? Ser un auténtico, pero sentirse como una copia.
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EE.UU. 2019 - 1h 44m
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