El clásico se vuelve un musical de toques contemporáneos.
Qué decir de esta versión de "Cenicienta"... pues bueno, la anécdota central ya la conocen, sólo que en esta ocasión en lugar de buscar o esperar por un príncipe que la rescate, Ella (Camila Cabello), el verdadero nombre de Cenicienta, aspira por escapar de su madrastra (Idina Menzel), que es mala, pero tampoco tanto, para convertirse en una diseñadora de modas. El resto, salvo detalles de la resolución, va por donde se espera con algunos giros que incluyen a Billy Porter como la la primera hada madrina no binaria, a Minnie Driver y Pierce Brosnan como los reyes, y James Corden como uno de los ratones.
La idea es buena y tiene sus aciertos que son tantos como las fallas. Soy un fanático de los musicales, pero a éste le sobran más de dos que sólo alargan una historia que no da para tanto, no digamos que se sientes forzados y desmerecen frente a algunos de los números que tienen bastante espectacularidad. El soundtrack ocupa temas conocidos como "Somebody to Love", "Material Girl" y "Let's Get Lou". Por cierto, qué necedad de poner a cantar y por poco que sea a Pierce Brosnan, no es gracioso.
Camila Cabello está bien, es un debut afortunado en la pantalla grande. Sí, hay un par de momentos en que desmerece, pero es más una cuestión de dirección, ya que no es la única con quién sucede. Pasa lo mismo con Nicholas Galitzine, a quién desconocía y que debo reconocer hace a un príncipe bastante simpático, y bueno también Brosnan está sobreactuado en más de un momento (y no, no es el tono, es la dirección).
Luego está un guion que no termina de amarrar bien sus ideas y que trata de quedar bien con todo el mundo. Su aspiración es hablar del amor propio (no se necesita a otro para ser feliz), pero se contradice un poco, y también quiere hablar de ser y hacer lo que se desea, lo que es tu pasión, a lo que integra elementos de empoderamiento femenino, sólo que ni es apasionada en el sentido romántico, ni en el profesional... ni en ningún otro para ser honestos. Quizás si hubiera omitido momentos que sobran (las escenas con los ratones convertidos en hombres explorando o conversando sobre sus nuevos cuerpos, por ejemplo) y se hubiera concentrado en ello el resultado sería mejor.
Total, hay magia en esta versión que fluye con tropiezos, que hace pasar un buen rato, pero cuyas ambiciones no le permiten brillar como debiera ni aportar lo que desea... la medianoche le llega antes.
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EE. UU. 2021 - 1h 53m
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