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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

Caballo de guerra

A mi tío, compadre y padrino, Romelio.


“Estaremos bien, Joey. Somos los suertudos, tú y yo. Suertudos desde el día que te conocí,” Albert Narracott.


Cuando Michael Morpurgo se disponía a escribir una novela sobre la Primera Guerra Mundial lo que llamó su atención fue la manera en que los soldados se referían a sus caballos. No eran una herramienta de trabajo ni mascotas, eran sus compañeros. El resultado fue “Caballo de batalla”, una novela corta narrada desde el punto de vista del equino.


Steven Spielberg, quien toma al best-seller y su versión teatral para su adaptación, escapa a la tentación de darle voz al protagonista utilizando una estructura narrativa dramática clásica. Es un homenaje al cine de John Ford y la tradición Hollywoodense que no le teme a las emociones y que las despertará en cualquier cinéfilo.


A una pequeña granja de Inglaterra llega Joey, un potrillo que el testarudo y borracho Ted (Peter Mullan) se empecinó en comprar a pesar de otras necesidades. Albert (Jeremy Irvine), su hijo, simpatiza con él y pronto se da a la tarea de entrenarlo para el arado. Sin embargo, la precaria situación lleva a Ted a venderlo a la armada; la guerra ya ha estallado. Inconsolable, Albert promete y se da a la tarea de rencontrarse con Joey. El caballo estará en el frente, pasará entre bandos, recogerá enfermos, ayudará en otra granja y jalará cañones.


La guerra no es lugar para nadie. Spielberg lo sabe y aun así, y manteniendo un tono que hace al filme accesible para todos, no titubea al retratarla. Las secuencias de acción son vistosas y crudas. El elenco es tanto capaz como carismático y es ayudado por un guion que define claramente los personajes. La cuidadosa producción redondea los valores de la obra que fuera nominada al Oscar en seis categorías incluyendo Mejor Fotografía, Mejor Dirección de Arte, Mejor Director y Mejor Película.


Como protagonista Joey es vulnerable. Sus aventuras están llenas de contrastes y frecuentemente tragedia… tanta que llega a ser dolorosa. Un caballo soltado en el caos de la guerra no puede menos que sentirse confundido, asustado e incluso al borde la locura. A pesar de no ser su lugar, un oficial lo dice claramente: (en ese contexto) un caballo es un arma y debe ser usada o destruida. Pero a pesar de la crudeza de la guerra hay momentos de tregua como aquél donde los soldados se encuentran en “tierra de nadie” para liberar a los caballos.

Ganadora como Película del Año por el American Film Institute, “Caballo de guerra” es un filme con un mensaje universal y una postura clara: la guerra es un horror humano. Y esa humanidad no está sólo en el hombre. El viaje de Joey es poderoso porque aun cuando parece extraordinario está fincado en la bondad. Joey y sus congéneres demuestran, en muchas ocasiones, tanta o más que el propio hombre y esa es una dura verdad.


(War Horse)

EE.UU. 2011


Director: Steven Spielberg.

Reparto: Jeremy Irvine, Peter Mullen, Emily Watson, Tom Hiddleston, Peter Mullan.

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