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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

Australia

Bienvenido a Australia.


Baz Luhrman, director de las exuberantes “Romeo + Julieta” (1996) y “Moulin Rouge” (2001), regresa acompañado de un equipo de paisanos de primera línea. Su misión: presentar al mundo su país.

Es 1939 y la inglesa Lady Sarah Ashley (Nicole Kidman) decide viajar a Australia para resolver su situación matrimonial. Al llegar encuentra que su marido ha sido asesinado. Aunque considera regresar inmediatamente ante el inminente involucramiento del país en la Segunda Guerra Mundial, Lady Sarah encuentra dos razones para quedarse: el reto de salvar al rancho y el cariño que despierta en ella un niño aborigen. A ellas se sumará un romance con The Drover (Hugh Jackman), quien acepta ayudarla a llevar al ganado a través de toda la nación para su venta.



“Australia” es un espectáculo de altos vuelos que emula a grandes épicas clásicas; la primera referencia que viene a la mente después de verla es invariablemente “Lo que el viento se llevó” (1939). Si bien, “Australia” no está a la altura, tampoco hay que negar que es un espectáculo digno de verse. Luhrman acierta en varios sentidos. En principio presenta un trabajo mucho más moderado visualmente. La fotografía retrata con exactitud los maravillosos, y poco explotados por el cine, paisajes de Australia. La trama es claramente clásica, cuenta una ‘gran’ historia de amor, rescata tradiciones locales y señala un par de aspectos sociales. El más importante de estos últimos es el que involucra a las llamadas ‘generaciones perdidas’. Hasta la década de 1970 muchos niños aborígenes fueron retirados de sus familias para ‘quitarles lo negro y salvaje’, y entrenarlos como sirvientes. La práctica ilustra la ríspida ruta que el mestizaje implicó para el país, y que es, sin duda, uno de sus episodios más dolorosos. Con las generaciones perdidas se dejó atrás también parte de las raíces de una cultura.


Precisamente “Australia” rescata parte de esas tradiciones. La inclusión de Nullah (Brandon Walters), el niño aborigen, permite tocar los ritos y tradiciones de los primeros habitantes de Australia. A Nullah le enseña su abuelo. El niño enfrenta en la historia el incorporarse a la sociedad moderna o el realizar su walkabout, un viaje espiritual de auto-descubrimiento. Es una bonita metáfora de la sociedad. Walters saca adelante el papel con su innegable encanto. Por su parte, Nicole Kidman, quien aceptó el proyecto sin leer el guion y únicamente por la confianza que tiene en Luhrman, es una digna heroína. La mayor parte de la trama recae en ella y aunque no es su mejor trabajo, sí deja constancia de su ya probada calidad histriónica. Hugh Jackman, en un papel que dejó Russel Crowe, es una buena elección como su pareja. La química entre ellos es la adecuada. Por cierto, Heath Leger, también australiano, estuvo a punto de participar, pero declinó para realizar “El caballero de la noche” (2008).


“Australia” no consiguió figurar, como se esperaba, en los premios de la Academia. Apenas consiguió una nominación por Mejor Vestuario. En los Satellite le fue mejor y ganó por Mejor Dirección de Arte, Cinematografía y Efectos Visuales, además de ser considerada en otras cuatro categorías. Sus principales problemas después de todo son: una duración excesiva (casi tres horas), una historia que, aunque parece concluir, al menos con la parte romántica, continúa, y una poco efectiva, aunque bien intencionada, integración del elemento mágico.


Lady Ashler le cuenta a Nullah una historia. Es la del “Mago de Oz” (1930). Está llena de personajes fascinantes. Tiene un camino amarillo. Hay un recorrido por hacer y un mundo nuevo que conocer. “Australia” invita a una aventura similar.

Austrlia/EE.UU. 2008

Director: Baz Luhrman.

Reparto: Nicole Kidman, Hugh Jackman, Bryan Brown, David Wenham, Brandon Walters.

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