Entre más grande el espía, más grande la mentira.
"Argylle: Agente secreto" es el regreso de Matthew Vaugh luego de "King's Man: El origen" de 2021 y tiene la intención de iniciar como en ese caso una nueva serie de filmes, amén de conformar en un futuro, con otra franquicia de espías, un universo. "Argylle" se ve muy bien. Tiene un look sofisticado, moderno y un elenco de estrellas que incluye una estrella del pop, una de la acción y hasta nominados y ganadores del Oscar. Es la tercera producción de Apple en llegar a los cines luego de "Los asesinos de la luna" y "Napoleón". Las apuestas son altas como demuestran los 200 millones de dólares que costó. "Argylle" es ambiciosa, pero no lo sustenta. Es como Ícaro, voló muy cerca del sol y se quema.
La historia de "Argylle" es complicada y Vaughn no tiene la habilidad de Christopher Nolan en "El origen" para hacerla interesante y lógica. Tiene a Bryce Dallas Howard como Elly Conway, una escritora de novelas de espías que está presentando la más reciente. Mientras está en casa es sorprendida por Aidan Wolfe (Sack Rockwell), un agente que la salva de la inesperada incursión de un grupo que quiere secuestrarla pues las novelas de Elly están teniendo una fuerte relación con casos y la necesitan para resolverlos. ¿A qué se debe?
Hay muchos problemas en "Argylle" y no son los de la ficción. "Argylle" maneja dos realidades con relación entre ellas. Está la de Elly y está la de los personajes que creó. Argylle es justo el espía del que escribe, su alter ego. Henry Cavill le da vida y los materiales promocionales daban a entender que él es el protagonista. No es así en el sentido estricto. Argylle es un espía al estilo de James Bond, pero con una coquetería y un desparpajo mayor. Es un agento "cool" y Cavill está encantador. Se nota que se divirtió haciéndolo. Argylle giñe a la cámara y lo hace todo con mucho estilo, pero la película no es sobre él, es de Elly y Elly no es un personaje con el mismo encanto.
Bryce Dallas Howard es una buena actriz. Tiene el talento, la presencia y el carisma para encabezar un elenco como lo mostró en la trilogía de "Jurassic World" y como se le ha visto también en otros títulos de corte dramático como "Historias cruzadas". El problema está en un guion y una edición que no consiguen que el personaje empatice y, por ende, interese. Entre lo enredado de la historia, lo dos niveles de realidad y la falta de empatía, lo que pasa en pantalla deja de hacer sentido. Sabiendo lo que Vaughn hizo con "Kingsman" y que es capaz de conseguir ese tono donde lo exagerado encaja y se vuelve muy divertido, interesante y provocador, es una pena que "Argylle" tenga un efecto por completo distinto que más bien se vuelve indiferencia. Es irónico. Es como en esas comedias donde se ve o percibe el chiste que no cae o tiene el efecto esperado. Aquí es igual, hay muchas situaciones que debieran ser sorprendentes y muy "cool", pero pasan de largo, apenas y un par atinan. Es un problema de guion y edición. El primero para sostener una idea que nunca queda clara (¿De qué trata en realidad? ¿Cuál es el subtexto? ¿Por qué importa esta película más allá del entretenimiento?) y la segunda para darle vida, sentido y ritmo a una historia más allá de ilación de imágenes. La edición permite que cada elemento que está en pantalla “entre”, se asiente o impacte como debiera. Le da espacio al espectador de entender y de disfrutar, pero también de mantenerse interesado, enganchado.
Todo el talento presente en "Argylle" se siente desaprovechado y es mucho talento. Bryan Cranston famoso por "Breaking Bad" hace a Ritter, director de una agencia de espías; Catherine O'Hara hace a Ruth, madre de Elly, Samuel L. Jackson es Alfie, otrora líder de la CIA y a quién se busca; Sofía Boutella es Saba Al-Badr, una misteriosa líder; John Cena hace a Wyatt, agente compañero de Argylle; Ariana DeBose es Keira, responsable de la inteligencia en el equipo de Argylle y Dua Lipa es LaGranje, una espía rival de Argylle. Boutella, DeBosse y Lipa están prácticamente en roles que son cameos glorificados, es decir, salen u poco más del cameo habitual, aunque aquello de glorificados en una película tan poco efectiva parecería ser contra natura. Fuera de Cavill que luce en cada aparición gracias a su atractivo físico y compromiso, sólo Sam Rockwell tiene un personaje que está desarrollado con más cuidado y que se sostiene a lo largo de la cinta. Rockwell es el único que le abona a su carrera dando cuenta de sus dotes para la acción y comedia. Claro, Cavill hace de Argylle el mejor para ser Bond. Si así se ve e impacta en esto, imagínenselo como el 007, sería letal en el mejor sentido de la palabra.
Aquello de "argylle" viene del bordado y refiere un patrón donde hay figuras de diamante o rombos sobre un fondo sólido, tal y cómo se ve en los materiales promocionales del filme y que pareciera querer ser una metáfora de los patrones y las dobles realidades. Es propositivo, pero la forma no se sostiene sin el fondo y fondo y forma no funcionan cuando están desasociados. Eso le pasa a "Argylle". Todo lo bien que se ve, todo lo llamativo de su estética, secuencias de acción y buenos valores de producción está hueco. "Arglle: Agente secresto" es pretensiosa y no vive ante las expectativas. Es el primer fracaso de 2024. Con un primer fin de semana en la taquilla global de 35 millones no alcanzará ni en broma a recuperar los 200 que costó y muy seguramente sea la muerte de sus intenciones de franquicia. "Argylle" es como dice fruto de la "retorcida" mente de Matthew Vaugh, pero aquí lo retorcido no tiene razón ni sentido y sólo demuestra que entre más grande la ambición, más grande la caída.
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EE. UU. 2024 - 2h 19m
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