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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

"Anora" de Sean Baker


Anora. Nombre de origen latino que significa honor. En inglés y hebreo significa también "luz" y "gracia".

Esta no es otra comedia romántica.

Sean Baker se ha convertido en uno de los directores más provocadores. Sus filmes retratan a las minorías y los marginados, frecuentemente explorando la sexualidad moral. Vaya, no en balde su película anterior, "Red Rocket" tiene por protagonista a un actor de cine para adultos. Sean Baker pone la mira donde nadie más lo hace y su mirada tiene una perspectiva propia.

"Anora" debutó en el Festival de Cannes donde se hizo del máximo premio, la Palma de Oro. Compitió frente a otras favoritas del año como "Emilia Pérez" y "La substancia". Es la primera película norteamericana en ganar el premio en más de una década, la anterior fue "El árbol de la vida" en 2011.

En Brookly, Anora "Ani" Mikheeva (Mikey Madison) es una joven stripper. Al ser la única del club en que trabaja que "habla" ruso, es llevada con Ivan Zakharov (Mark Eydelshteyn), el inmaduro, relajado y muy rico hijo de un oligarca ruso. Ivan, se supone, está en EE. UU. para estudiar, pero los salones parecen ser los antros y los recesos los videojuegos a los que se entrega en su mansión. A Ivan le cae bien Ani y se convierte en un cliente recurrente. En un arrebato se la lleva a Las Vegas y se casan. Lo que pasa en Las Vegas no se queda ahí y cuando sus padres se enteran, Toros (Yuras Borisov) y sus asistentes deben ocuparse de arreglar el incidente.

En su estructura, "Anora" es muy sencilla. Es la historia de unos jóvenes que se "enamoran", se casan en un impulso y deben enfrentar las consecuencias. Es, en gran medida una comedia romántica con varios de los tropos esenciales como el encuentro especial o la boda, pero la manera en cómo los trata y la forma en que presenta y desarrolla a sus personajes es lo que hace toda la diferencia. "Anora" tiene verdad. Es como si una cámara hubiera sido colocada en la vida de un par de jóvenes "desenfrenados". Vaya, no sería incluso raro en pensar en sus protagonistas como los de un reality show al mejor estilo de Acapulco Shore. Así de sexual y fluida es. Lo que la distingue es la manera en que juega y comprende una máxima de Charlie Chaplin: “La vida de cerca es drama y de lejos es comedia”.

"Anora" funciona con pocos personajes. El primer acto es básicamente entre Anora e Ivan, en el segundo cobran más importante Igor (Yura Borisov) y Garnick (Vache Tovmasyan), los achichincles de Toros y luego, justo está la llegada de Toros y la aparición de los padres de Ivan. En realidad, toda la dinámica entre los achichincles, Ivan y Anora es absurdamente deliciosa. Es, con sus debidas referencias, como en esas comedias a la "Mi pobre angelito" en la que resulta que el indefenso no lo es tanto y los matones no son tan intimidantes como debieran. "Anora", desde luego, no cae en ese grado de comedia. Baker lo mantiene todo en un nivel que da gracias, pero sin caer en el pastelazo. Está moviéndose todo el tiempo en una delgada línea que podría llevar a lo cómico a lo trágico.

Mikey Madison es, desde luego, la máxima revelación de "Anora". Mikey tiene una carrera muy joven. Es uno de los talentos a los que Quentin Tarantino les dio oportunidad en "Había una vez en Hollywood" como a Sydney Sweeny, Austin Butler y Margaret Qualley. Apareció también en "Scream". Sin embargo, "Anora" es su parteaguas. No será raro verla como nominada al Oscar como Mejor Actriz. La película no funcionaría sin ella. Anora es un personaje de gran complejidad. Es muy joven, pero conoce el mundo y tiene claro cuál es su negocio. Con todo, no deja de ser soñadora. Tiene corazón. El personaje implica vulnerabilidad en todos los frentes. Ése es uno de los elementos que hace a "Anora" una comedia romántica distinta. Sí es juvenil y sí tiene su dosis relajada, pero es muy sexual, incluye desnudos y mucho lenguaje altisonante.

Entre el resto de los personajes, sólo hay dos más que destacan o vale la pena mencionar: Ivan, desde luego, e Igor. Curiosamente funcionan como dos extremos y se desarrollan de esa misma manera. Al primero nunca se le acaba de conocer, es hedonista al por mayor. Hay un vacío en él. Mark Eydelshteyn, su intérprete, es conocido como el Timothée Chalamet ruso. Lo hace bien, aunque ojalá el tercer acto le diera un poco más que hacer. Igor es interesante porque es el "matón" sensible. Es el único personaje que se da cuenta de cómo Anora es una víctima. Cayó en una ilusión y ahora nadie le tiene una mano, sólo Igor. Es un personaje de gran importancia y contrapeso para la historia. El desenlace es brutal justo por ello.

"Anora" es también hermosa ver. Va de tonos cálidos y soñadores, como los morados azulados de su poster a los fríos que contrastan con el hacer de los personajes. Es un filme ágil y absorbente que se siente como un torbellino que envuelve, no en un sentido destructivo, aunque algo de hay de ello, pero sí con un vaivén que no suelta, como le pasa a la propia Anora. La película habla o promete justo en su publicidad que "el amor es un apresuro". Utiliza la palabra "hustle" que significa justo un movimento rápido, pero también persuasión y fraude. Es un término que implícitamente tiene una de las características de la vida actual, lo rápido. El deseo de que las cosas pasen casi en automático y así es justo "el amor" en "Anora", pero también la posibilidad de que cambie la vida.

"Anora" no es tan distinta de "Mujer bonita". Vaya, es la versión juvenil, sexual, descarada y realista del clásico de Julia Roberts. Aquí el galán no es un hombre maduro, es prácticamente un adolescente que no sabe qué quiere y para quién la vida es bebida y videojuegos; un "hombre" que no sabe lo que es ganarse un peso. No hay un príncipe azul. El desenlace, sin spoiler, responde justo a eso. "Anora" no es un cuento de hadas.

El cine de Sean Baker se caracteriza por brindar miradas íntimas a historia que podrían ser cuentos de hadas, pero no lo son o quizás lo son, pero con un giro retorcido, un giro de verdad, de realidad. Va del drama a la comedia y de regreso, pasando por el humor negro, el absurdo y la más cruda realidad. Es un filme de gran ironía porque ante todo lo que ve, ante toda la riqueza de Ivan, ante toda la posibilidad, el ruido y el movimiento, está el vació. Detrás de ese ritmo, hay un vació abrumador.

"Anora" funciona en gran medida gracias a la compasión y empatía que tiene por su protagonista. Luego de ver "Anora" el filme crece, se asienta y cobra otra dimensión. Ése es su poder. Deja con una sensación de diversión y tragedia a la vez. Es como cuando se escucha un chiste y se ríe para luego caer en cuenta que aquello de lo que se río no tiene nada de gracioso. Ése poder y esa manera de hacer ver el mundo de otra manera es lo que hace a "Anora" una de las mejores películas de 2024.

Con "Anora", Sean Baker consigue su filme más redondo y también quizás el que sea de mayor impacto comercial, crítico y de premios. Es su mirada de lo que es el amor en los tiempos de las redes sociales, de una historia de amor hecha en América. Si "Anora" es honor, es un honor revelador. En "Anora" el amor es un arrebato, una apuesta y en las apuestas, como en "Las Vegas", a veces se gana y a veces se pierde... y no, lo que pasa en Las Vegas, no siempre se queda Las Vegas.

❤❤❤❤❤

EE. UU. 2024 - 2h 19m


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