Antes de “Gracias por fumar” (2005) y “Juno” (2007), Jason Reitman planeaba como su ópera prima la adaptación de la novela de Walter Kirn, “Up in the Air”. En aquel entonces la economía mundial gozaba de buena salud y el escenario fue propicio para que debutara con la historia sobre el vocero de una tabacalera. La adaptación que iniciara junto a Sheldon Turner en 2002 se vio concretada en un contexto donde su trama resulta mucho más adecuada y, sobre todo, contundente.
El hogar de Ryan Bingham está en el aire. Son más los días que pasa volando de una ciudad a otra que en su casa. No tiene una familia que lo espere y con la que le queda apenas y tiene contacto. A Ryan le gusta su trabajo. Siente que brinda un servicio necesario y que le da agilidad, dignidad y hasta optimismo, a un proceso al que otros rehuyen. Ryan se dedica a informar a la gente, en nombre de la corporación en cuestión, que sus servicios no son requeridos más. El señor Bingham lo tiene todo resuelto hasta que Natalie Keener (Anna Kendrick), una entusiasta recién graduada, introduce nueva tecnología a la operación. Ya no será necesario viajar para entregar las noticias; la operación puede hacerse vía video conferencia, pero antes de implementar el nuevo método, Bingham deberá a mostrar a Keener cómo es el campo de acción. Entre vuelos y bajas, Ryan se las ingenia para encontrarse con Alex Goran (Vera Farmiga), otra viajera constante, con quien sostiene una relación abierta.
El título en español de “Up in the Air” (“Amor sin escalas”) y la promoción que se le ha dado al filme parecen indicar que se trata de una comedia romántica. Hay momentos divertidos pero el tono principal se acerca más al aislamiento, la soledad y la melancolía. Sin embargo, Jason Reitman no construye un relato sórdido; se las ingenia para mantener un tono amigable, podría decirse incluso cómodo (para el espectador), al igual que hiciera en “Gracias por fumar”. Como en esa ocasión empieza justificando el comportamiento inmoral al racionalizar su lógica y practicidad a pesar de que el fondo del asunto es bastante crudo. El que George Clooney tenga en sus manos al personaje central ayuda. Clooney es dueño de un encanto innato que le da calidez incluso al momento más dramático. El actor, además, ha demostrado contar con un buen rango actoral y como Bingham da muestras de ello en la que sin duda es una de sus mejores interpretaciones. Reitman lo tuvo presente mientras escribía el guión al igual que a Anna Kendrick, cuya labor en “Rocket Science” (2007), le valió el personaje para el que el estudio deseaba a actrices más conocidad (Ellen Page y Emily Blunt). La joven, quien hace de la mejor amiga humana de Kristen Stewart en la saga de “Crepúsculo” (2008), es la gran sorpresa. Como Natalie da muestras de gran solvencia al reflejar los contrastes del personaje que va del vigor y entusiasmo del novato inteligente-perfecto a la vulnerabilidad e idealismo de la inexperiencia. El triángulo lo completa una acertada Vera Famiga como la agradable y atractiva Alex, una mujer que hace pensar a Ryan sobre la posibilidad de asentarse, pero que en realidad esconde (y muy bien) lo que piensa. El impecable desempeño de los actores les han valido distintos premios y la nominación al Oscar como Mejor Actor a Clonney y como Mejor Actriz de Reparto tanto a Kendrick como a Farmiga. “Amor sin escalas”. Está considerada también como Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion Adaptado.
“Amor sin escalas” es una poderosa radiografía sobre los tiempos de crisis, un retrato sobre la soledad y el confort del aislamiento, sobre la redención y la autorrealización. Es un preámbulo, como el protocolo de Bingham, para el abismo... y en una actitud más optimista una oportunidad. Después de todo, en sus palabras a aquellos que las empresas dejan ir, “todo aquel que ha construido un imperio, o cambiado al mundo, alguna vez se sentó donde está usted. Y es porque se sentaron ahí que fueron capaces de hacerlo”.
Up in the Air
EE.UU. 2009
Director: Jason Reitman.
Reparto: George Clooney, Anna Kendrick, Vera Farmiga, Jason Bateman, Sam Elliot.
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