“En el espacio, nadie puede escucharte gritar,” frase promocional.
Sobre vivencia.
La tripulación del Nostromo aterriza sobre un planeta remoto donde uno de sus miembros es atacado por una criatura que se aferra a su cara. El hombre es llevado de regreso a la nave. La criatura se niega a abandonarlo y un día desaparece. Ash (Ian Holm) recupera su vida y todo parece normal. El viaje de regreso está en marcha. Pero el alien ha dejado su marca. Ash muere violentamente. El alien implantó en él un huevesillo. El ente se pasea por la nave y la tripulación deberá enfrentarse a su nuevo compañero. La cacería ha iniciado.
“Alien” es un filme emblemático de la ciencia ficción, el suspenso y el terror. No es el primero en incluir un monstruo homicida, ni el primero donde un grupo de personas son cazadas una a una en un espacio obscuro, pero sí uno de los primeros en lograr hacerlo de manera efectiva. Esta casa espacial del terror adquiere mucho de su impacto gracias al contraste entre la belleza antiséptica de la nave y la naturaleza que oscila entre máquina, insecto y humano, del alien. Su descubrimiento se da poco a poco y nunca de manera total. Son el ritmo y la revelación de partes de su anatomía lo que generan tensión. Cómo olvidar esa serie de dientes metálicos en un monstruo de diseño inmejorable e inolvidable. Otro acierto, la inclusión de una de las pocas heroínas de acción, Ellen Ripley, personaje gracias al cual Sigourney Weaver consolidó su la fama.
Ridley Scott da muestras de su talento en esta película que representa una de sus primeras intervenciones en el séptimo arte. Con el paso del tiempo perfeccionaría su técnica y entregaría otros trabajos notables como “Blade Runner” (1982), “Thelma y Louis” (1991) y “Gadiador” (2000). Su oficio se aprecia al sacar provecho de cada uno de los detalles para ir creando paulatinamente incertidumbre, misterio y angustia en una carrera contra lo desconocido. Llegado el momento adecuado no hay excesos. El espectador ya ha sido atrapado por el monstruo. La experiencia difícilmente se olvidará.
Tras de sí, “Alien” dejó una serie de “hijitos”, la insuperable “Aliens” (1986), las regulares “Alien 3” (1992) y “Alien: Resurrección”, y la patética “Alien vs. Predador” (2004). La madre, el origen, sigue ocupando un lugar privilegiado. Sólo era uno. El estruendo que alcanzó y alcanza, imborrable. Aunque se le vea una y otra vez, esa sensación... ese erizamiento de la piel no puede evitarse, fluctúa entre el valor, el repudio, lo inexplorado, la impotencia y el embrujo.
EE.UU. 1979
Director: Ridley Scott.
Reparto: Sigourney Weaver, John Hurt, Tom Skerritt, Ian Holm, Verónica Cartwright.
Artículo inicialmente publicado en el periódico estudiantil “La Catarina” de la Universidad de las Américas-Puebla. Derechos Reservados de Carlos Andrés Mendiola H.
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