Por dónde empezar...
Luego del éxito de "365 días" era inevitable que llegara la secuela, máxime que proviene de una trilogía de novelas de la pluma de Blanka Lipinska; el material ya está ahí. La continuación inicia con la boda (bueno, antes hay, para no perder "su sello", sexo) y de ahí se trata de cómo Laura (Anna-Maria Sieklucka) y Massimo (Michele Morrone) se las arreglan como matrimonio, enfrentando a la poca familia de él (únicamente un hermano que convenientemente es un gemelo idéntico, bueno, algo encorvado y bastante psicótico, pero esas son las únicas diferencias) que monta una "infidelidad" y a una vendetta por parte de otro grupo de mafiosos (donde también muy convenientemente su representante, el debutante Simone Sussina como Nacho, representa, en medio de la confusión, una alternativa para Laura). Total, que es un enredo que se resuelve en cuestión de diez minutos porque todo el resto del tiempo se fue en sexo, caras y cuerpos bonitos (muy bonitos) y paisajes.
Vamos a ser honestos, no creo que nadie vea "365 días: Aquel día" por la historia, lo que no le resta importancia; es la columna vertebral de todo filme. El objetivo de la película es entretener y pues sí "cachondear". Bajo ese entendido la película cumple. Tiene a dos protagonistas tremendamente atractivos (Sieclucka y Morrone), agrega a una segunda pareja de la que no hay mayores detalles más que son amigos de los protagonistas y que tampoco puede quitarse las manos de encima (Magdalena Maparaska es Olga, amiga de Laura y Otar Saralidze es Dominique, "socio" de Massimo) y claro, la llegada de Simone Sussina cuyo rol hace un tanto de némesis del de Morrone (es igual alto, de cuerpo trabajado, con mucho tatuaje, pero con un buzz cut y más sensible, así que tiene la "cosa mala" de Massimo, pero sin su "agresividad" y es la definición de lo que se conoce popularmente como "chacal"). Así que en ese sentido es lo que se espera, aunque no dejo de sentir que la primera parte era más explícita (no pretendo verla de nuevo para comprobarlo).
Ahora, la realidad es que lo sexual, mayormente erótico, pero no siempre y algunas veces de mal gusto (hay una escena con comida que en lugar de ser sugerente da asco) es lo central (al menos todo el primer acto) a ritmo de temas pop y a unos centímetros de caer en el porno. Eso hace que la historia pase a un segundo o tercer plano y que, por ende, haya muchos huecos y elementos sin sentido que se resuelven en pocos minutos porque en lugar de dedicarle tiempo a desarrollar los personajes se le dedica al sexo (puede sonar repetitivo, no lo es) o bien a mostrar bonitos paisajes en los que los personajes "reflexionan" en silencio. La cuestión está también en que sus actores no son precisamente buenos y el tono es bastante de narco telenovela.
Lo peor no es eso. Lo peor es que esta película, como las historias que la inspiraron, normaliza y, más preocupante aún, glamouriza, hace deseable o atractiva una relación tóxica. Si se mira con cuidado, bueno, no tanto, tampoco es que lo oculte mucho, más allá de cualquier otra cosa, lo que despierta esa chispa de pasión incontrolable que lleva a sexo espectacular a Massimo y Laura es que se pasan retando uno al otro. Él es dominante y quiere controlarla (so pretexto de protegerla y cuidarla). A ella le gusta provocarlo, retarlo. Él es machista y un ejemplo más de masculinidad tóxica. Ella es en apariencia una mujer empoderada, pero ninguna mujer que se valore viviría en un contexto así (pareciera que los lujos, el poder y la apariencia física de Massimo justificaran todo).
Si "365 días" fue mala, "Aquel día" es peor, que sea vista o exitosa no lo cambia. Quizás, como cualquier otro "placer culpable" la única diferencia la haga saber que lo es, como los vicios. En fin... lo bueno, a diferencia de los vicios, es que no tiene que durar ni "aquel día" ni mucho menos "365".
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Polonia 2022 - 1h 46m
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